Si vis pacem, para bellum – Flavio Vegecio (S. IV)
El mundo en guerra
Edgar Cherubini Lecuna
Emmanuel Kant (1724-1804), en su obra Hacia la paz perpetua[1], aboga por un federalismo cosmopolita en el que verdaderas repúblicas que se sustentan en la separación de poderes, en la existencia de ciudadanos libres que a su vez controlan y regulan las instituciones del Estado y en acuerdos con otras repúblicas crean un orden internacional en el que logran una paz perpetua entre las naciones. Las democracias liberales de la Unión Europea, si bien se asientan en esos fundamentos, deberían tener en cuenta los argumentos categóricos de Michael Doyle: “Entre las repúblicas democráticas liberales hay relaciones pacíficas, no existen guerras entre ellas, es cierto, pero no se puede estar en paz con las “no-repúblicas”. [2] Doyle se refiere a aquellos países en los que no existen estructuras democráticas, que son de naturaleza totalitaria o se han convertido en estados fallidos o promotores del terrorismo, poniendo en peligro tanto la paz interna como la de sus vecinos. En el caso de la brutal invasión rusa a Ucrania, las Naciones Unidas (ONU), encargada de mantener la paz y el orden internacional, tendría la responsabilidad de intervenir, pero su ajustado corset de protocolos no le permiten actuar o hacerlo con limitaciones. La única instancia autorizada a proceder es el Consejo de Seguridad (CS), pero cualquier resolución será vetada por Rusia, el agresor y China, su aliado antioccidental. De allí que, aparte de este sinsentido, la ONU haya demostrado su inoperancia en esta crisis a pesar de la destrucción sistemática de pueblos y ciudades causada por los bombardeos rusos, los crímenes de guerra y violaciones a los DDHH cometidos desde el inicio de la invasión.
Hoy es incierto el futuro de Europa y del mundo, de nuevo en guerra. Los ambiguos dirigentes occidentales no la anticiparon, no se prepararon y tampoco pretenden intervenir más allá de la “línea roja” trazada por las amenazas nucleares de Putin. Este drama comenzó con la anexión de la península de Crimea en marzo de 2014, lo que produjo un inesperado retorno a las tensiones de la Guerra Fría. Sin embargo, eso no perturbó la siesta de la Unión Europea, despreocupada por la defensa de sus valores y lo más lamentable, carente de estadistas y diplomáticos de altura que hubieran podido evitar este drama. La invasión del ejército ruso a Ucrania el 24 de febrero de 2022, hizo que Europa y la OTAN despertaran desconcertados, esta vez con el feroz dinosaurio gruñendo al pie de la cama. La utopía de una paz perpetua nos recuerda la máxima de Flavio Vegecio (S. IV): Si vis pacem, para bellum, “Si deseas preservar la paz, prepárate para la guerra”.
Putin y la resurrección de la gloria soviética
Como funcionario de la KGB durante la Guerra Fría, Putin se formó en los perversos protocolos del estalinismo que moldearon su visión de la política, de allí su poder y el de las mafias que sustentan su régimen basado en un terrorismo de Estado. La invasión a Ucrania da inicio a su plan de restaurar la influencia soviética mediante la creación del “Proyecto Euroasiático (teniendo como aliados a países como Irán y China) para enfrentar la hegemonía espiritual de Occidente”, como bien lo expresó su ideólogo Alexander Dugin, promotor de “la supremacía de Eurasia sobre un Occidente decadente”. Siguiendo al pie de la letra la “estrategia del espejo”, Putin proyecta al mundo una Rusia cercada y amenazada por Occidente. Ignorando esta inversión de papeles, algunos analistas encuentran razones geopolíticas para respaldar su proceder, al recrear la teoría de la amenaza de su «espacio vital» o Lebensraum, pero las verdades históricas son desdibujadas. El derrumbe de la URSS no se debió a intentos de ocupación de Occidente a sus 22 millones de Km2, sino a causas internas de un régimen que implosionó en 1989, cuando los países ocupados en el Este de Europa, convertidos en carcasas de horror y vilezas, pusieron fin al oprobio y al aislamiento. El derrumbe del comunismo no fue vivido como “la mayor catástrofe del siglo XX”, como argumenta Putin, sino como una ansiada liberación. La pertenencia o el deseo de integrarse a la OTAN responde al principio de legítima defensa de esos países. Los que avalan las motivaciones de Putin olvidan que Rusia ha sido por décadas el promotor de la subversión y apoyo a las “no-repúblicas” que socavan las democracias occidentales. La ambición imperialista rusa representa un riesgo inminente para el mundo ante amenaza de desatar una guerra nuclear. Esto último nos recuerda los últimos días de Hitler encerrado en su bunker, cuando vio que la derrota era inminente promulgó el Decreto de Tierra Quemada: “Antes que el enemigo ocupe el territorio alemán, todo, sencillamente todo cuanto es esencial para la continuidad de la vida será destruido. Todo será quemado, abatido o demolido, incluyendo los registros, los archivos, las granjas, el ganado, los monumentos, los edificios, los palacios y los edificios de ópera. Y si el pueblo alemán no está dispuesto a luchar por su supervivencia, tendrá que desaparecer también. Si nos destruyen, sepultaremos con nosotros al mundo, a un mundo en llamas”.[3] Es el mismo vaciamiento de conciencia que llevó al nazismo a destruir a Europa y producir una mortandad de 90 millones de personas. Según Glucksmann, existe una matriz común entre el nazismo y el régimen soviético, al utilizar el terror como la última ratio en su estrategia totalitaria.[4]
La Tercera Guerra Mundial ha comenzado
Lo afirma Emmanuel Todd, antropólogo e historiador, quien brinda sensatas reflexiones sobre este conflicto: “Esta guerra empezó con dos sorpresas. Entramos en esta guerra con la idea de que el ejército ruso era muy poderoso y que su economía era muy débil. Pensamos que Ucrania iba a ser aplastada militarmente y que Rusia sería aplastada económicamente por Occidente. Pero sucedió lo contrario. Ucrania no fue aplastada militarmente y Rusia no fue aplastada económicamente. Así que hubo una especie de malentendido. El conflicto, pasando de una guerra territorial limitada a un enfrentamiento económico global, entre todo Occidente por un lado y Rusia apoyada por China por otro, se ha convertido en un mundo en guerra”.[5] Sobre los errores de los analistas rusos al considerar que una sociedad corrupta y en descomposición como la de Ucrania, se derrumbaría al primer golpe, dándole la bienvenida a la Madre Rusia, “Hemos descubierto – expresa Todd – que una sociedad en descomposición, si se alimenta de recursos financieros y militares externos, puede encontrar en la guerra un nuevo tipo de equilibrio e incluso un horizonte, una esperanza. Los rusos no podrían haberlo previsto”. Zelenski, fue elegido presidente con el 73% de los votos tras prometer luchar contra la corrupción; no sabemos si podrá enfrentar a estructuras mafiosas que históricamente se empoderan en medio del caos de las guerras.
Un trágico balance
Desde el inicio de la invasión hasta la fecha en que escribo esta nota (06/02/2023), los rusos han causado más de 100.000 bajas al ejército ucraniano. La lluvia diaria de misiles ha segado la vida de 30.000 civiles, entre estos al menos 490 niños. Más de 10 millones de ucranianos se han visto forzados a emigrar, entre los que se encuentran 4.3 millones de niños. Según The Mines Advisory Group (MAG), en Ucrania, 250.000 kilómetros cuadrados están sembrados de minas. De terminar la guerra, se tardaría años en ubicarlas y desactivarlas para salvaguardar vidas y rebaños. Es una terrible tragedia humanitaria en progreso.
La inconsistencia de Europa
La política internacional se ha convertido en la enrarecida atmósfera de mesa de póker, donde astutos jugadores tratan de ganar mediante blufs o con cartas marcadas. La diplomacia europea muestra de nuevo sus imprevisiones y secular falta de visión. Lo cierto es que, en esta partida, los ucranianos no desean vivir de nuevo la pesadilla soviética, por eso luchan con arrojo y patriotismo doblando la apuesta a su propia supervivencia en libertad. En relación con el envío de armamento a Ucrania, la OTAN ha demostrado vacilaciones y contradicciones al tratar de ponerse de acuerdo con los 30 países que componen la alianza, cuando ya es irreversible su involucramiento en la guerra. Según Todd, “Ucrania se convirtió en un ‘miembro de facto de la OTAN’ desde la invasión a Crimea en 2014, cuando su ejército fue reforzado por estadounidenses, británicos y polacos. Por otra parte, esta guerra se ha vuelto existencial para los Estados Unidos: Ambos, Rusia y EE. UU., no pueden zafarse ni retirarse del conflicto. Por eso estamos ahora en una guerra interminable, en un enfrentamiento cuyo desenlace debe ser el derrumbe de uno u otro”.
Algunos analistas se refieren a este conflicto como una guerra por mandato o por encargo de Occidente, debido a que, sin formar parte de la UE ni de la OTAN y a costa del sacrificio de su pueblo, es Ucrania la que está defendiendo a Europa.
edgar.cherubini@gmail.com
[1] Emanuel Kant, Sobre la Paz perpetua, 1795. Alianza editorial, España, 2016.
[2] Michael Doyle, Ways of War and Peace: Realism, Liberalism, and Socialism, 1997.
[3] Erich From, Anatomía de la destructividad humana, Siglo XXI Editores, España,1975.
[4] André Glucksmann, Dostoievski en Manhattan, Ed. Robert Laffont, 2002.
[5] Alexandre Devecchio, Emmanuel Todd : “La Troisième Guerre mondiale a commencé”, Le Figaro, 12/01/2023.
Hace ocho años, el siete de enero de 2015, un comando terrorista irrumpió en la sala de redacción del semanario Charlie Hebdo en París, donde se encontraban reunidos su director Stéphane Charbonnier con la plantilla de redactores y los populares caricaturistas Cabu y Wolinski, los doce periodistas fueron masacrados al grito de “Allahu-akbar” (Alá es el más grande), proferido entre ráfagas de kaláshnikovs. Al día siguiente, impactados por la noticia, los periodistas de todos los medios salimos a las calles de París junto a cientos de miles de franceses indignados por lo sucedido, como lo recoge el editorial de L’Echo: “No solo ha sido herida mortalmente la libertad de prensa sino los valores de la República”. Thierry Desjardins, director adjunto de Le Figaro escribió: “Los islamistas pretenden destruir la civilización occidental, la democracia, los derechos del hombre, la igualdad entre hombres y mujeres, el progreso como nosotros lo concebimos”. Francia aún no termina de comprender que la concepción de la Yihad o guerra santa del islam fundamentalista, en su guerra a muerte contra Occidente, considera enemigo e infiel a todo aquel que piense diferente a sus creencias asesinando incluso a su propia gente cuando desobedece sus dogmas y normas, como el horror de lo que actualmente les acontece a las mujeres y jóvenes en Irán.
Charlie Hebdo, ya había sufrido atentados y hostigamientos debido a su línea editorial que desde 1970 se caracteriza por un humor incisivo y una crítica mordaz hacia el gobierno de turno. Sus denuncias sobre corrupción han contado siempre con fuentes bien documentadas, por lo que presidentes, empresarios y políticos le temen. Ha sido mordaz e irreverente frente a la iglesia, los judíos, los extremistas de derecha y de izquierda, con especial desafío al islam radical, siendo sus icónicas caricaturas fuente de comentario en todos los bistrots y cafés de Francia.
Entre las caricaturas sobre el islam que supuestamente provocaron el ataque de ese día, se destacaba una en la que Mahoma, arrodillado y maniatado, está a punto de ser degollado por un encapuchado, a quien el profeta le dice: “Yo soy el Profeta, ¡idiota!”, a lo que el verdugo responde “¡Jódete, infiel!”, queriendo expresar con esto la psicopatía de los yihadistas que incluyen entre sus enemigos no solo a judíos y cristianos, sino a musulmanes que no aceptan la Sharía o Ley Islámica.
Una caricatura, más allá́ del humor, sea este cínico o irreverente, es en el fondo una reflexión inteligente sobre el acontecer de nuestra sociedad. El caricaturista, dotado de una visión aguda e incisiva, es el traductor de los sentimientos de indignación de la gente ante los abusos del poder o cualquier hecho cotidiano que cause malestar o sorpresa entre los ciudadanos. Eso no tiene cabida en la dogmática moral musulmana y sus equivalentes en Occidente como son el fascismo, el progresismo y el comunismo, en fin, es parte de una psicopatía política que busca destruir el derecho y la libertad de pensar. Es por eso por lo que Glucksmann se refiere al “terror como la última ratio de cualquier estrategia totalitaria” (André Glucksmann, Dostoïevski à Manhattan, 2001).
Yo soy Charlie
Volviendo a la terrible efeméride de hoy, pienso que, frente al mal y al silencio que este trata de imponer a sangre y fuego, el individuo es impulsado a afirmar su humanidad y su dignidad armado de palabras, de imágenes y de caricaturas, como un dictado infalible de su propia supervivencia espiritual, moral y cultural, con las que ejerce plenamente su libertad.
La portada de la edición de Charlie Hebdo del 14 de enero, a la semana siguiente de la masacre de su plantilla, muestra al profeta Mahoma con una lágrima en el ojo, sosteniendo un cartel que dice “Yo soy Charlie” y sobre su turbante, la frase “Todo está́ perdonado”. En su editorial y en el resto de las páginas, Charlie renació con su irreverencia de siempre, burlándose inteligentemente de los políticos y del islamismo radical. “Charlie, diario ateo, ha logrado lo que todos los santos reunidos no hubieran podido, el milagro de que las campanas de Notre Dame repicaran en su honor”, escribe Gérard Biard en su editorial, para luego exigir la profundización de la laicidad: “Ya sea por cobardía o cálculo electoral, si seguimos legitimando o tolerando el comunitarismo y el relativismo cultural, le abriremos el camino al totalitarismo religioso”. Entre caricaturas y chistes, denunciaban en forma contundente la ineficacia de las políticas de seguridad del gobierno de Hollande y de los gobiernos que lo han precedido para contener el auge del islamismo y la ambigüedad de los políticos, que por temor a perder votos entre los seis millones de musulmanes que habitan en Francia, han adoptado la estrategia del avestruz. Un ejemplo de esto fue la mentecata y tristemente célebre declaración de Hollande, luego de conocerse públicamente la identidad de los asesinos: “Ninguna relación con la religión musulmana” (Aucun rapport avec la religion musulmane). Ningún portavoz del gobierno pudo aclarar dicha frase, a sabiendas que los tres terroristas eran musulmanes y actuaron en nombre del integrismo sunita. El filósofo Alain Finkielkraut en declaraciones a Le Figaro, fustiga a los políticos que “insisten en buscar una justificación al odio contra Francia, de aquellos que maldicen una República que los recibe, que los acoge, que los instruye, que los apoya y cuida de su salud, el colmo de la ingratitud. Para comenzar a resolver la crisis de ‘vivir unidos’, se debe cesar de alimentar la excusa de la discriminación y de la exclusión, mientras los salafistas subvierten moral y jurídicamente los valores de la sociedad francesa”.
La portada de la edición del 14.01.2015
Ese número de Charlie Hebdo superó los 7 millones de ejemplares vendidos. Las ediciones de los principales diarios franceses, que en un día normal podían vender 600.000 ejemplares, al día siguiente de los sucesos ascendieron a un millón de ejemplares. La coyuntura hizo que la edición de Le Canard enchainé, otro semanal satírico fundado en 1914, vendiera un millón de ejemplares esa semana, Le Figaro tuvo un aumento de 134% y Le Monde de 175%. Los ciudadanos buscaban respuestas a su incertidumbre en el periodismo de fondo.
Quien realizó el diseño de la portada fue Luz, uno de los sobrevivientes de la masacre, comprometiéndose públicamente a seguir enfrentándose a la “oscurantofobia”. En las sucesivas entrevistas sobre el contenido de este número, se ha negado a revelar las motivaciones que lo llevaron a diagramar la primera plana, “Tenía muchas ideas, por ejemplo, pensé en una caricatura que mostraba los dos jihadistas que perpetraron la masacre, llegando al cielo y preguntando por las 70 vírgenes y un coro celestial que proviene de una nube donde se observa una fiesta de los caricaturistas asesinados, les responde: “¡con el equipo de Charlie, pendejos!”. Sin embargo, se decidió por esa del perdón argumentando que fue un “diseño catártico para desbloquearme luego de los sucesos”, confesando que rompió en llanto al terminar el boceto.
Mane, Tekel, Parsin
Sabemos que sin el arrepentimiento no tiene sentido el perdón. El acto de perdonar no tiene sentido si el culpable no lo expresa. Sobre la portada y la frase “Todo está perdonado”, Jacques-Alain Miller, psicoanalista lacaniano, lo interpretó de manera premonitoria para Francia: “(…) Sin declaración de causa, como de la nada, como Mane, Tekel, Parsin. Es hermosa (la frase) pero es una ilusión cristiana pretender que el islam proceda a arrepentirse”. Para entender la críptica frase de Miller, hay que remontarse a la pintura de Rembrandt (1635) La fiesta de Baltazar, que captura en forma magistral la expresión de miedo del rey ante la sorprendente aparición de las palabras Mane, Tekel, Parsin, escritas por la mano de Dios en una de las paredes de su palacio. Es una expresión que denota una desgracia inminente y hace referencia al pasaje bíblico del libro de Daniel, en el cual profetiza la invasión y caída de Babilonia luego de interpretar lo premonitorio de su significado y la inminente catástrofe que se avecinaba.
La historia ha comprobado que la religión es un elemento movilizador más eficaz que el nacionalismo. La noción de “choque de civilizaciones” ideada por Toynbee y popularizada por Huntington (Samuel Huntington, The Clash of Civilizations, New York, 1996), está siendo alimentada por la variable de la guerra religiosa dentro de la concepción de la Yihad o guerra santa contra los infieles, que pretende la creación de un califato mundial. La decapitación en 2020 al grito de Allāh-akbar del maestro Samuel Paty frente a los alumnos de su escuela en los suburbios de París, sumados a las terribles masacres de años anteriores en Francia, son apenas muestras de la escalada de violencia organizada en la mundialización de la Yihad, con el propósito de desatar los demonios de una guerra de religiones. Según Toynbee, las guerras religiosas son el punto de quiebre de los sistemas: “Significativamente las líneas de fractura entre civilizaciones son casi todas religiosas. Son los primeros empujones que una civilización le da a otra, la que a su vez responde de la misma forma y así sucesivamente hasta que una de ellas termina paralizada o derrotada” (Arnold Toynbee, Guerre et civilisation, Gallimard, 1962).
Los extremos del integrismo Chiita y del extremismo sunita se unen al beber de la misma fuente, el Corán, interpretándolo a su manera ambas facciones desean destruir la cultura y civilizaciones occidentales. En los últimos años, Francia ha sido el blanco de cruentos atentados yihadistas, siendo asimismo el escenario de una temeraria relación de la extrema izquierda con el islamismo. Los que no piensen como los extremistas de izquierda son unos ‘fascistas’, ‘ultraderechistas’, ‘racistas’, ‘islamofóbicos’, amén de guardar un silencio cómplice ante los ataques terroristas en su propio país. Para Pascal Bruckner, el odio a Israel, el apoyo a la causa palestina dirigida por los terroristas de Hamas y la complicidad o colaboracionismo con el islamismo radical, se han convertido en símbolo de la nueva ‘lucha de liberación’: “Después de la caída del Muro de Berlín, el pensamiento de izquierda, huérfano de ideales, ha encontrado en el islam un substituto a la idea del ‘proletariado’ y un ‘modelo revolucionario’. Pero, además, el carácter antioccidental del islam les procura el aura de una religión del Tercer Mundo” (Pascal Bruckner, Un racisme imaginaire, 2017). Pierre Vermeren, historiador de la descolonización de Argelia, también hace sentir su voz, al escribir sobre la “política del avestruz” de los dirigentes franceses: “El caso francés, después de los atentados de Mehra en marzo de 2012 (joven musulmán francés de origen magrebí que asesinó uno a uno a niños judíos en un kínder disparándoles a la cabeza), ilustra la exitosa estrategia de los terroristas: islamización y conversión, radicalización religiosa previa al paso a la acción, banalización del crimen y del horror, frivolidad de la élites mediáticas y de los notables, compasión y cultura de la excusa de parte de sociólogos mediatizados, cobardía de la élites políticas” (Pierre Vermeren, Face au terrorisme, il faut arrêter la politique de l’autruche, Le Figaro, 20.08.2017).
En Occidente, especialmente en Francia, proliferan los idiotas útiles de izquierda transformados en colaboracionistas del islamismo radical, incluyendo a “dirigentes” democráticos que continúan alimentando el buenismo y mostrando la otra mejilla, el populismo de dos caras frente a la inmigración y la política del avestruz ante el auge del islamismo, sin comprender que al religioso fanatizado es imposible llevarlo al terreno de diálogo y de la negociación, es como intentar convencer con argumentos filosóficos y humanistas al verdugo que ya alzó el hacha para decapitarte. Para Francia, como para cualquier otro país occidental, se plantea de nuevo el dilema que Churchill resolvió al afirmar: “Nunca debes intentar pactar con los que te han declarado la guerra”.
En el corazón de la noche se inicia la victoria de la luz sobre la oscuridad. El solsticio de invierno es un acontecimiento astronómico anual cuya simbología se corresponde con antiguas tradiciones. Este año el Instituto de Mecánica Celeste (IMCCE) de Francia, lo ha pautado para que ocurra el 21 de diciembre de 2022, a las 21h48 del hemisferio Norte. Ese será el último día más corto del año. A partir de ese momento y pese al recrudecimiento del frío y la nieve en las siguientes semanas, los días comenzarán a prolongarse y la oscuridad a disminuir, la luz será cada vez más intensa y la Tierra, en sus movimientos de translación y circunvalación, comenzará su marcha hacia el Sol del que se había alejado desde el solsticio de verano. La primavera se convierte entonces en una promesa.
La naturaleza obedece a un orden y leyes trascendentes. Ante esa fuerza generadora de la vida en la Tierra, albergamos un sentimiento sagrado, de allí que los símbolos sean los vínculos entre el mundo manifiesto que percibimos y ese orden cósmico tan enigmático del cual formamos parte intrínseca. Los símbolos, las alegorías y los rituales activan las resonancias intuitivas que, en un momento dado y en condiciones psíquicas concretas, posibilitan un nuevo tipo de percepción y lectura de la realidad. La comprensión de un símbolo requiere de una íntima vivencia personal y provoca una emoción, un encantamiento, una revelación.
El calendario juliano estableció el 25 de diciembre como el solsticio de invierno en el hemisferio Norte y en 1582, el papa Gregorio XIII, aunque decretó el cambio al nuevo calendario, fijó la fiesta de Navidad el 25 de ese mes. No es una coincidencia que el solsticio de invierno y la celebración del nacimiento del niño Dios, se den en esos días. Navidad viene del latín Nativitas, que significa el aniversario de un retorno, es decir, del renacer del Sol, el Sol Invictus, según los rituales de la antigua Roma reflejados en frescos y esculturas. En efecto, a partir de esa fecha el sol renace en todo su esplendor y los días comienzan a ser más largos.
Giotto di Bondone (1267-1337), Nascita di Cristo, Cappella Scrovegni, Padua.
El símbolo cósmico puede haber mutado en su significado de una civilización a otra, pero siempre ha conservado su esencia a pesar de las variaciones culturales. Por eso es interesante revisar la simbología asociada con las celebraciones de los dos San Juan. El día más largo corresponde a la fiesta de San Juan Bautista y coincide con el solsticio de verano, que se celebra en Venezuela con los tambores de Barlovento el 24 de junio, y el día más corto del año es la fiesta de San Juan el evangelista llamado el solsticio de invierno, unos días antes o después del 21 de diciembre. Esa celebración tiene sus orígenes en la antigua Roma, con la tradición de las fiestas de Janus, el dios de dos caras. Janus significa Janua “puerta de acceso”, es el dios de las puertas, de los comienzos y los finales. Por eso le fue consagrado el primer mes del año y se le invocaba públicamente el primer día de enero, mes que derivó de su nombre del latín Ianuarius y de ahí derivó a enero. Las representaciones del dios Janus, lo describen con dos rostros, uno que mira al pasado y otro que atisba el futuro. Los romanos celebraban la fiesta de Janus, el que “abre” y “cierra” las puertas del ciclo anual. Después de la cristianización de los mitos paganos, los dos santos tomaron su lugar.
Dios Janus
Las celebraciones con sus ceremonias y rituales como los de Navidad y Año Nuevo, son la respuesta a la búsqueda y necesidad profunda del ser humano de renacer, de poder empezar de nuevo su vida cada año que termina, como sucedía en los antiguos rituales ante los ciclos renovadores de las estaciones, donde las culturas agrarias percibían en la naturaleza y en la lectura de los astros el sentido de su permanencia y supervivencia en el mundo. El San Juan de invierno, que simboliza el renacimiento del Sol invencible o el Sol que renace o el Niño Dios en la fe cristiana, aparecen en el corazón de la noche más larga del año, para marcar su fin y dar inicio al ascenso de la claridad, de la victoria de la luz sobre la oscuridad. Es el renacimiento del amor, de la generosidad, de recomenzar la vida con nuevos propósitos, de unirse y conjugar una alta dosis de fe en el triunfo del orden sobre el caos y hacer frente a las dificultades con rigor y coraje, con un ímpetu renovado. Navidad significa el renacimiento de la esperanza.
“Si este titán se levantara, la incoherencia del mundo se rompería en pedazos”
La roca que habla
Edgar Cherubini Lecuna
Existen lugares que actúan como faros en la navegación con mal tiempo que nos ha tocado sortear en el presente. En fecha reciente estuve en Roma, dedicando una de las mañanas a visitar de nuevo la iglesia San Pietro in Vincoli para admirar el Moisés de Michelangelo Buonarroti (1475-1564). Esta escultura fue realizada entre 1513 y 1536, centrada en la figura bíblica de Moisés, quien es representado en la creencia colectiva tanto judía como cristiana como el legislador del pueblo hebreo, portador de las Tablas de la Ley.
Moisés es el autor del Pentateuco, la Torá hebrea, los libros de la Biblia que contienen la Ley, llamada Ley de Moisés y también es el fundador de la transmisión oral o Mishná. En la tradición judía es denominado Moshe Rabbenu: Moisés nuestro maestro. Pero no solo para el judaísmo y el cristianismo es un personaje fundamental, en el Corán, Moisés es citado ciento treinta y seis veces, como el profeta que escuchó directamente a Dios, por lo cual lo llaman kalîm Allah. En todas las religiones abrahámicas o monoteístas, Moisés es una figura central como profeta y legislador. Los exégetas cristianos, interpretaron a Moisés como el salvador que prefiguró el advenimiento del Cristo redentor.
Volviendo a la obra, ésta no puede aislarse de esa ópera de óperas que es el drama bíblico. En el segundo libro, el Éxodo, que narra la huida de Egipto de los judíos guiados por su libertador, se encuentra la escena que inspiró a Miguel Ángel. Habiendo transcurrido tres meses de penosa travesía por el desierto, los migrantes llegaron a las faldas del monte Sinaí, allí sucede el prodigio en el que Moisés se encuentra con Dios y este le confiere las Tablas de la Ley. Cuando descendió para compartir con su pueblo tales portentos, advierte que en su ausencia reina la intriga y la desconfianza entre sus seguidores, que han elaborado un ídolo, un becerro de oro al que, en medio de la anarquía, le brindan adoración.
Al detallar el Moisés, observamos al líder de Israel sujetando con fuerza las Tablas de la Ley debajo de su brazo derecho, tomando asiento ante el disgusto de ver a su pueblo entregado de nuevo a la idolatría y a la superstición. El escultor traduce de manera magistral la indignación que lo invade, al lograr proyectar la gran tensión que presenta su figura y aún más, la de su rostro a punto de estallar en cólera. La protuberancia de las venas y la tensión en los músculos de brazos y piernas anticipan el impulso de levantarse y enfurecido despedazar las Tablas de la Ley, acción que ejecutará cuando se incorpore furioso. La escultura resume el instante en que un hombre indignado observa con rabia y desprecio la estupidez de aquellos en quienes ha depositado su confianza y desvelo. Es un rostro que está a punto de increpar vigorosamente a quienes lo observan. Es una cólera sagrada, porque él viene de encontrarse nada menos que con Dios y recibir de él las leyes para la supervivencia de su pueblo.
Es una escultura sublime, es una roca que habla. Entre las diversas interpretaciones de esta obra y de la fuerza que emana su contemplación, me remito al singular análisis del psicoanalista y filósofo austriaco Sigmund Freud (1856-1939), titulado Moisés, publicado originalmente en 1914 en la revista Imago, Austria. En dicho ensayo Freud expresa una mezcla de admiración y reverencia por la obra. Aquí copio varios extractos significativos: “He intentado siempre sostener la mirada colérica del héroe bíblico, y en alguna ocasión me he deslizado temeroso en la penumbra del interior de la iglesia, como si yo mismo perteneciera a aquellos a quienes fulminan sus ojos; a aquella chusma, incapaz de mantenerse fiel a convicción ninguna, que no quería esperar ni confiar, y se regocijaban ruidosamente al obtener de nuevo la ilusión del ídolo”. Freud calificó de enigmática la obra y al tratar de comprenderla, dedica la mayor parte del texto a reunir toda una colección de juicios sobre el significado de la escultura, llegando a dedicar la mitad del ensayo a la descripción de los gestos de las manos y la disposición de las piernas: “(…) La pierna izquierda aparece ya echada hacia atrás, y adelantada la derecha, de inmediato, Moisés se levantará airado, la energía psíquica pasará de la sensación a la voluntad, el brazo derecho se moverá́, las tablas de la Ley caerán al suelo y ríos de sangre lavarán la afrenta de la apostasía…”. “(…) No es este aún el momento de tensión de lo sucedido. Domina todavía, siendo casi paralizante, el dolor anímico”. En las catorce páginas del ensayo, en todo momento Freud comparte sus impresiones: “Recuerdo mi decepción cuando en anteriores visitas a la iglesia de San Pietro in Vincoli me senté́ ante la estatua, esperando ver cómo se alzaba violenta, arrojaba las tablas al suelo y descargaba su colera. Nada de ello sucedió́, por el contrario, la piedra se hizo cada vez más inmóvil; una calma sagrada, casi agobiante emanó de ella y sentí́ necesariamente que allí́ estaba representado algo que podría permanecer inmutable, que aquel Moisés permanecería allí́ eternamente sentado y encolerizado”. Al final, el padre del Psicoanálisis llega a una conclusión sobre la intención del escultor: “Miguel Ángel crea la figura de un apasionado guía de la Humanidad, el cual, consciente de su divina misión legisladora, tropieza con la resistencia incomprensible de sus seguidores. Para caracterizar a tal hombre de acción, el único medio hábil era hacer visible la energía de su voluntad, y esto era posible por medio de la representación intuitiva de un movimiento que penetrara la serenidad aparente, tal como se manifiesta en el giro de la cabeza, la tensión de los músculos y la posición de la pierna izquierda. Los efectos de la colera, el desprecio y el dolor alcanzan una sublime expresión humana, sin ello era imposible de intuir la naturaleza de tal superhombre. Lo que Miguel Ángel ha creado no es una imagen histórica, sino un tipo de carácter de insuperable energía”.
Sobre el temor sagrado que infunde el Moisés, cuentan que la cofradía de artesanos que trabajaban en la construcción del mausoleo de Julio II en San Pietro in Vincolo, donde se instalaría la escultura, observaron que al dar por terminado su trabajo, Miguel Ángel le dirigió unas palabras de admiración, reverenciándola mientras se retiraba sin darle la espalda. Esa mañana, momentos antes de terminar mi visita a la iglesia escuché decir a un encorvado y viejo profesor que instruía a un enjambre de estudiantes: “Si este titán se levantara, la incoherencia del mundo se rompería en pedazos”.
Theodore de Bry (1528-1598), Desembarco de Colón en Guanahaní. Grabado, 1594. Biblioteca nacional de París.
El inédito encuentro con los pobladores del Nuevo Mundo suscitó teorías sobre su origen en las que se mezclaban la teología, la lingüística y la utopía
Colón y los descendientes de Adán
Edgar Cherubini Lecuna
La primera palabra indígena que Cristóbal Colón anotó en su diario de abordo fue “Canoa”, al escuchar a los indígenas exclamarla asombrados al verlo sobre el puente de su barco acercarse a la costa. “Canoah” que en hebreo significa “como Noah”, “como Noé” (Génesis VI-X). Colón toma nota en su cuaderno de abordo de la primera palabra de la voz Caribe que, desde ese momento, pasará a formar parte de la lengua castellana.
En su diccionario de 1.495 Nebrija cita la palabra “Canoa” como el primer indigenismo recogido por Colón. Atraído por ésta y otras expresiones provenientes del Nuevo Mundo, Sebastián de Covarrubias escribe y publica en 1611 su ambiciosa obra Tesoro de la lengua castellana.[1] Covarrubias, compartía la idea de que América fue poblada por descendientes de Adán y de Noé, de allí que en su investigación realizada un siglo después del descubrimiento encontrara palabras hebreas: “(…) Y presupuesto que los que poblaron el mundo después del diluvio, dividiéndose en la confusión de las lenguas al fabricar la torre de Babel o Babilonia, cada nación de las que se apartaron llevaron consigo algún rastro de la lengua primera, en la qual avían todos hablado. (…) y assi digo que este nombre mexicano cazique puede traer origen del verbo hebreo (…), chezech, fortitudo et fortis, de donde se pudo dezir cazique; hamaca que en hebreo es hha- mak y otra, el nombre canoa”. Este último, hace alusión a la primera expresión en lengua Caribe recogida por Colón en su primer viaje.
El historiador Paolo Emilio Taviani[2] utiliza los argumentos de Hernando Colón, hijo del descubridor y su biógrafo, en la que relata que el Almirante de la Mar Oceana, ungido de un profundo misticismo, buscaba afanosamente la ubicación del Paraíso Terrenal, de allí que esa palabra hebrea fuera para él uno de los tantos indicios que confirmaban su creencia: “Ya dixe lo que yo hallaba d’este hemispherio y de la hechura, y creo que si yo passara por debaxo de la línea equinoçial, que en llegando allí en esto más alto, que fallara muy mayor temperançia y diversidad en las estrellas y en las aguas, no porque yo crea que allí, adonde es el altura del estremo sea navegable, ni (a) agua, ni que se pueda subir allá; porque creo que allí es el Paraíso Terrenal, adonde no puede llegar nadie salvo por voluntad divina. Y creo qu’esta tierra que agora mandaron descubrir Vuestras Altezas sea grandíssima y aya otras muchas en el Austro, de que jamás se ovo noticia”. [3]
En sus dos viajes anteriores el Almirante de La Mar Océana solo había descubierto islas, era como si se hubiese tropezado con los fragmentos de un inmenso archipiélago sideral en su navegación en el Mare Tenebrosum más allá de los límites del mundo conocido hasta entonces. En su tercer viaje (1498), el Almirante al recorrer en cabotaje la costa de Paria y arribar a la desembocadura del Orinoco, escribe en su diario: “Grandes indicios son estos del Paraíso Terrenal, porqu’el sitio es conforme a la opinión d’estos sanctos e sacros theólogos. Y asimismo las señales son muy conformes, que yo jamás leí ni oí con tanta cantidad de agua dulçe fuese así adentro e vezina con la salada; y en ello ayuda asimismo la suavissima temperançia. Y si de allí del Paraíso no sale, pareçe aún mayor maravilla, porque no creo que se sepa en el mundo de río tan grande y tan fondo”.[4]
El inédito encuentro con humanos diferentes a los europeos en aspecto, lenguas y costumbres dio pie a disimiles respuestas sobre el origen de los indios americanos. Entre las teorías, en las que se mezcla la teología, la lingüística y la utopía, encontramos la tesis del poblamiento judío antes de la llegada de Colón. En su libro En búsqueda de la lengua perfecta, Humberto Eco documenta las fuentes de los padres de la Iglesia, desde Orígenes a San Agustín, así como una constelación de autores renacentistas, entre éstos al erudito y lingüista Guillaume Postel (1510-1581) que “admitieron como dato irrebatible que el hebreo había sido la lengua primordial de la humanidad ya que esta procedía de la descendencia de Adán y Noé”.[5]
El libro de Ana Bolbot de Alfon (1930-2009), “Col Ibri voz hebrea. Raíces del idioma hebreo en los nombres autóctonos de Venezuela”, [6] revive la tesis de un poblamiento judío en esta parte de América, mezclándose con los aborígenes mucho tiempo antes de la llegada del Almirante. Antes comentar los hallazgos etimológicos de esta lingüista, repasemos algunas ideas y suposiciones que sostienen la tesis del poblamiento de América por navegantes judíos y las fuentes de una protolengua hebrea en relación con las coincidencias y rasgos comunes con las lenguas indígenas del Nuevo Mundo.
En el prólogo, Vinicio Romero Martínez, cita algunos autores que se hacen eco de estas indagaciones: “Esta tesis la presenta por primera vez Arias Montanus, autor en 1571de la Biblia Políglota. “Después de la conquista del reino de Israel por los asirios en el año 721 a.d.C, las diez tribus que componían dicho reino desaparecen de la historia”. En Paul Rivet (Los orígenes del hombre americano) encontramos la relación de esta tesis judía al mencionar el tratado escrito en 1607 por Gregorio García Origen de los hombres del Nuevo Mundo[7], en el que intenta demostrar las afinidades morales y lingüísticas que existen entre los judíos y los indios americanos. El caso es que, según la Biblia, Salomón recibía anualmente cientos de talentos de oro provenientes de Orphir (I Reyes X, 14). En el Libro de los reyes se dice que las flotas traían el metal precioso utilizando naves de larga singladura (aptas para largas travesías oceánicas) y cada tres años llegaban las naves de Tarsis trayendo oro, plata, monos y pavos reales (I Reyes, X, 21). Onffroy de Thoron (Siglo XIX) y otros autores señalan que Orphir se refiere al Amazonas.
El libro de Anna Bolbot de Alfon (1930-2009), “Col Ibri voz hebrea. Raíces del idioma hebreo en los nombres autóctonos de Venezuela”, Italgráfica S.A., 1998.
Colibrí es “voz hebrea”
En ese paraíso terrenal o Tierra de Gracia, en medio de su exuberante naturaleza vive un ave polinizadora de pequeñas dimensiones y plumaje tornasolado que, en su coreografía ante las flores, bate sus alas 80 veces por segundo produciendo un zumbido muy particular, el Colibrí. Su nombre llamó poderosamente la atención de Ana Botbol, motivándola a iniciar un estudio comparativo entre el hebreo y las voces autóctonas venezolanas. Según la investigadora, Colibrí proviene de “Col Ibri” y significa “voz hebrea”. Durante treinta años exploró las voces de las diferentes regiones del país en busca de las claves que forman parte de esta reveladora investigación de lingüística comparada.
Sobre este compendio de nombres indígenas en estrecha relación con el idioma hebreo, la autora descubre que, al traducirlos, la mayoría de los vocablos tienen una relación directa con los significados que ellos expresan o cuando se trata de lugares geográficos están acordes con la ubicación de éstos. Por ejemplo, vemos que Quíbor quiere decir “enterrado”, “sepultado”, lo que coincide con el yacimiento encontrado en el centro de esa ciudad que contiene enterramientos de cientos de adultos e infantes que fueron amortajados en cestos o fardos funerarios, siendo los restos humanos más antiguos de nuestra geografía. Otro descubrimiento es el de Imataca: “HI”: ella; “MATACA”: metal. “Ella es metal”. En el complejo de la sierra de Imataca se encuentran los grandes yacimientos de hierro de la Guayana Venezolana.
En este sentido, Fray Cesáreo de Armellada (1908-1996), autor de gramáticas y diccionarios de lenguas indígenas venezolanas, coincide con la autora, al afirmar que “el nombre “guajiro” viene del hebreo “guachir” que significa “rico”; “gu”: el; “achir”: rico. Sobre estas similitudes, el misionero sostiene que “es muy creíble que con la dispersión de las tribus de Israel del año 3283 de la creación del mundo llegasen muchas familias hebreas, de quienes los antiguos moradores de América tomaron ciertas ceremonias y costumbres judaicas”.
A continuación, comparto algunos de los hallazgos comparativos entre el hebreo y los vocablos autóctonos estudiados por Anna Botbol, no sin antes agradecer a mi apreciada amiga Lena Soffer, quien tuvo la paciencia de escanear las 683 páginas del libro de su biblioteca en París para que yo pudiera reseñar esta interesante investigación.
Autana: El Autana es un tepuy situado en el estado Amazonas y es considerado por los indígenas que habitan la región “El árbol de los frutos del mundo” o «árbol de la vida». El nombre “Autana”, según la autora, posee una serie de significados sagrados. “Tana” o “Tanaj”:“La Torá, los Profetas y los escritos forman en hebreo el término “Tanaj” o la siembra de la semilla moral para la humanidad. El “Tanaj” es “Libro de vida”.“Y será, cuando entres al país que el eterno, tu Dios, da a ti por heredad y lo heredarás, y morarás en él (Deuteronomio. Tavo XXVI-I). “Tomarás primicias de todo “fruto del suelo”, que traerás a tu tierra que el Eterno, tu Dios da a ti, y las pondrás en el cesto “Au-Tena” e irás al lugar que eligió, tu Dios, para hacer morar su nombre allí” (Deuteronomio. Tavo XXVI-2).
Caura: “Como un fulgor”.
Churuata: “Tus muros, tus linderos”.
Casiquiare: “Que corta los montes” (este río produce una divisoria de aguas y tierras)
Orinoco: “Mi río limpio”.
Duida: “Doble eternidad”. También significa “Tizón, brasa”, “caldero ardiente”, “fuego sacrificial”. El Duida es una extensa meseta que alcanza los 2.398 m de altitud y fue descrito por Humboldt como un volcán “(…) que solo daba llamas en los meses de diciembre y enero”.[8]
Mavaca: “Nublado de lágrimas” (selva nublada o bosque pluvial)
Parima: “Pari”: se multiplicó; “Ima”: madre. “Pare la madre”. En la sierra Parima se encuentran las fuentes donde nace el Orinoco.
Tepuy: “Altos muros de espejos”, “Destilarán gotas”
Yanomami: Para Ana Botbol, fue esclarecedor leer el libro de Napoleón Chagnon: Yanomamo. The FiercePeople. La autora descubre correspondencias importantes señaladas por el antropólogo. Aparte del significado Yanom: “los jóvenes”, “palomas”; Amo: “de su pueblo”, “Jóvenes de su pueblo”. Botbol se asombra al encontrar en el glosario del libro de Chagnon, el término “Levirato”, ya que los Yanomamis desposan a la viuda de su hermano. La autora señala que en el precepto 216 de Maimónedes, aparece la “Ley del Levirato” o “Ibum” vigente hoy en día.
Yeküana: Yehu: “Rey ungido de Israel” “Ana: “está aquí”. “(…) Derrama aceite sobre su cabeza y di así dijo Dios, yo te he ungido por Rey” (II Reyes N° 9,1). Sobre el pueblo Yekûana o Makiritare, la autora atina a descubrir otra asombrosa correspondencia al enterarse que, en una de las ceremonias de los Yeküanas, el Chamán es embadurnado de aceite, ungido en aceite, que en hebreo es “Chemen”.
Porque “hablar es crear un pedazo del mundo” [9] los cientos de nombres y términos autóctonos que Ana Botbol estudió, son revelaciones de la riqueza y los enigmas que atesoran las culturas ancestrales de Venezuela.
[1] Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la Lengua Castellana o Española, édition préparée par Martín de Riquer, Barcelona, Ed. Horta, 1943,
[2] Pablo Emilio Taviani, Cristobal Colón, génesis del gran descubrimiento. Istituto Geografico de Agostini, 1983.
[3] Colón, C. Diario. Relaciones de Viaje. Madrid, Sarpe, 1985, p.202.
[4] Cristobal Colón. Diario, cartas y relaciones. Antología esencial, Buenos Aires, Corregidor,
[5] Humberto Eco, La búsqueda de la lengua perfecta, Editorial Crítica, 1994.
[6] Ana Botbol de Alfon, Col Ibri voz hebrea. Raíces del idioma hebreo en los nombres autóctonos de Venezuela, Italgráfica S.A., 1998.
[7] García, Gregorio. Origen de los indios del nuevo mundo e indias occidentales. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2005, 371 p. (Corpus Hispanorum de Pace, segunda serie, 13)
[8] Humboldt, Alexander von, 1769-1859, Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente. Biblioteca virtual Miguel de Cervantes, cervantesvirtual.com
[9] Boris Cyrulnik, Parler, c’est creer un morceau de monde. Du langage aux Langues, Science & Vie N° 227, 2004.
Si el ADN contiene las instrucciones genéticas para el desarrollo del conjunto de cualidades inherentes a la vida de una persona, podríamos afirmar que el diseño gráfico jugó un papel primordial en el desarrollo artístico de Carlos Cruz-Diez (1923-2019). Apenas había comenzado sus estudios en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas, cuando le encargan diseñar el afiche representativo de dicha institución, estamos hablando del año 1941. Pocos meses después fue contratado por el diario La Esfera, para diseñar e ilustrar la vida de Simón Bolívar, la primera historieta ilustrada o tebeo publicada en Venezuela. Al año siguiente, el mismo impreso le encarga la edición diaria de otra historieta sobre la independencia de Venezuela, entre otros trabajos con los que iniciará su carrera en las artes gráficas. A comienzos de 1943, ya se encuentra diseñando para la revista Élite. En 1945 se gradúa en Escuela de Artes Plásticas de Caracas y en 1946 es contratado como director creativo por la agencia de publicidad norteamericana McCann Erickson. Las ilustraciones del calendario de ese año de la Creole Petroleum Corporation le brindan una proyección nacional a sus ideas e ilustraciones sobre la riqueza del folklore venezolano.
Solo tipos de 10, 14 y 30
Entre los años 1948 y 1951, diversas instituciones y medios impresos demandan sus ilustraciones y diseños, ocupando un lugar destacado sus calendarios sobre los juegos infantiles populares de Venezuela. En esos años de intensa actividad gráfica, en la que para un resultado óptimo debía cohabitar en las imprentas, se relaciona con otros diseñadores gráficos que laboran en Caracas. Uno de ellos fue James “Jimmy” Teale (1931-2016), impresor de Colman Prentis & Varley, la agencia publicitaria inglesa que manejaba la cuenta mundial de Shell. En 1949, Shell de Venezuela, que operaba pozos desde 1914, invitó a dicha agencia a abrir una oficina en Caracas. En ese entonces, la única publicación cultural que existía en Venezuela era la revista Farol, creada en 1945 por Creole Petroleum Corporation, un medio de comunicación corporativo de gran calidad, concebida por Larry June y diagramada por Cruz-Diez. Debido al éxito logrado por Farol, en la Shell concibieron una revista llamada Tópicos Shell, siendo Teale el tipógrafo o emplanador, que sería el equivalente a lo que llamamos diagramador.
En mayo 2016, recién desaparecido Jimmy Teale, le pedí a Cruz-Diez que me hablara de este personaje tan ligado a la historia gráfica del país. Me comentó lo siguiente: “Teale era un diseñador nato, dotado de una gran destreza manual en el manejo de los tipos en los chibaletes de las imprentas, poseía un sentido estético y una inusual capacidad de comunicar eficazmente en los impresos. En la década de 1940, las tipografías caraqueñas no disponían de la diversidad de fuentes que existían en otros países, por ejemplo, de Bodoni solo utilizaban los tipos de 10, 14, 30 puntos. Ante esa situación, Teale, que rondaba los veinte años, logró convencer a Hans Weisz, director de la imprenta Cromotip, para que adquiriera las fuentes completas, es decir, de 6 a 72 puntos con todas sus variantes. La revista la diagramaba en Garamond, utilizando toda la familia. En ese sentido, el papel de Jimmy Teale fue muy significativo, ya que, gracias a su iniciativa, se homogeneizó la tipografía en las imprentas y lo más importante, brindó un nuevo sentido estético a la diagramación de impresos en Venezuela. Antes de ese año, el diseño del impreso lo hacía el “cajista”, muchas veces aplicando un sentido utilitario sin detenerse en otras consideraciones.
No podemos dejar de mencionar sus trabajos para las revistas Tricolor, Momento, Mene, Revista Nacional de Cultura y el diario El Nacional en el que trabajó de 1953 a 1955, aparte de sus notables diseños de libros para importantes autores latinoamericanos.
El desarrollo de las artes gráficas y en especial del diseño de impresos en Venezuela en las décadas de 1940 y 1950, fue posible gracias a las innovaciones aportadas por Larry June, Cruz-Diez y Jimmy Teale, junto a otros grandes del diseño como lo fueron Nedo Mion Ferrario y Gerd Leufert, para solo mencionar algunos nombres de esa generación y sin entrar a considerar la genialidad y la talla mundial de los actuales diseñadores gráficos venezolanos.
En busca de lo inestable
Ya entrado el año1954, “(…) mientras continua con entusiasmo su trabajo como artista gráfico, Cruz-Diez comienza a experimentar dudas e insatisfacciones sobre su quehacer cotidiano como grafista y decide explorar en las artes visuales apasionándose ahora por el campo de la abstracción”.[1] Durante su estadía en España en 1955, Cruz-Diez inicia una nueva etapa de reflexiones sobre la abstracción e inventa sus propios códigos de color al idear las Parénquimas. Entre 1957 y 1959, en Caracas, comienza su investigación sobre la inestabilidad del plano, “(…) Quería darle movimiento a lo que nunca lo tuvo. Eran propuestas basadas en diferentes mecanismos de la percepción: vibración, post-imagen, fatiga retiniana, etc. Las titulé “Modulación Óptica de la Superficie”, “Construcción en Cadena”, “Estructura Óptica”, “Estructura”, “Vibración en el Espacio y Persistencia Retiniana”. En ellas se hace evidente una doble lectura provocada por los rectángulos en direcciones encontradas”.[2]
Mientras avanzaba en sus investigaciones sobre la percepción visual, trabajaba en paralelo como diseñador gráfico. Un día, concentrado en la concepción y diagramación de un catálogo para la Orquesta Sinfónica de New York, encontró la solución que le faltaba para su idea de lanzar el color al espacio. El artista relata su sorpresivo hallazgo: “Había concebido la carátula negra y la contra carátula en rojo. Hojeando la maqueta junto a la lámpara de la mesa de dibujo, se iluminó tanto el lado rojo de la contra carátula, que la primera página blanca, se tiño también de rojo, pero más tenue. A medida que las acercaba o las alejaba, el color se intensificaba o se atenuaba. Imaginé que, en lugar de seguir pintando líneas sobre el plano, como en las radiaciones, era más eficaz hacer rebotar el color sobre dos superficies paralelas, creándose realmente una ‘lectura indirecta’ y una atmósfera de color que además podría modificar las líneas coloreadas del fondo. Abandoné la urgencia del catálogo y comencé a cortar una serie de bandas de cartón de 50 cm. de largo por 2 cm. de ancho y 2 mm. de espesor. Corté también una serie de 50 cm. de largo, pero con 1 cm. de ancho. Las de 2 cm. les coloreé de rojo por un lado y de blanco por el otro, con el borde negro. A las de 1 cm. les coloreé solamente el borde. Uno rojo, otro verde, otro blanco y otro negro, etc. Comencé a experimentar intercalando las de 2 cm con las de 1 cm., formando canales regulares de dos, tres, cuatro o cinco espacios para constatar cual era la mejor distancia de coloración del lado blanco de la lámina. Con dos líneas intercaladas se hacía más fuerte le presencia del color reflejo que con cuatro líneas, etc. Constaté, además, que la intensidad de iluminación influía sobre los colores, haciéndolos más densos o claros. Así comenzó la estructuración de mi discurso cromático de las Fisicromías”.[3]
Pintar con la luz
Recordemos que su aventura en el colorcomienza a finales de la década de 1950, cuando tuvo conocimiento de las investigaciones del Dr. Edwin Land, científico de Harvard, quien descubrió que al filtrar los colores físicos rojo y verde, mediante la simple adición o sustracción de ambos, reproducía todo el espectro cromático. Si bien, Land aplicó sus hallazgos a la industria fotográfica (Polaroid Land), Cruz Diez los adaptó a sus propias investigaciones sobre el color. La actitud reflexiva del artista la describe el historiador y crítico de arte Frank Popper, al referirse a esas primeras indagaciones: “Sobre la idea tradicional de colorear las superficies con pintura, el propone pintar el espacio con la luz. Decidido a utilizar sólo proyecciones y reflejos naturales de luz, Cruz -Diez esperaba disponer de una amplia gama de colores, basándose únicamente en dos colores físicos: el rojo y el verde”.[4] La investigación bidimensional del maestro Cruz-Diez, profundamente reflexiva y sistemática comprende los Couleurs Additives, iniciada en 1959 y las denominadas Induction Chromatique, ambos hallazgos constituyen la génesis de su discurso cromático, ya que logra aislar las zonas de toque entre dos planos de color, para obtener los llamados Módulos de acontecimiento cromático, responsables en parte, de la continua transformación del color. La mezcla óptica integrada por dos o más colores genera nuevas gamas que no existen en la superficie y que se hacen visibles al espectador, se trata del color saliendo del plano estático al espacio dinámico.
Aún después de establecer un discurso coherente en el arte contemporáneo, como pensador del color y destacado artista cinético, no abandonó nunca su pasión por el diseño gráfico. Son notables sus concepciones gráficas para los libros de Alfredo Boulton o las Transverbales de Alfredo Silva Estrada, así como los catálogos para la emblemática galería Denise René y en especial el diseño de la mítica revista Robho (1967–71), tribuna contestataria del medio artístico parisino.
Una importante retrospectiva de los trabajos gráficos del artista podrá admirarse en la exposición: El peso de la forma.El diseño gráfico de Carlos Cruz-Diez, a inaugurarse el 15 de octubre en la Sala Mendoza. Esta importante e inédita muestra, fue exhibida en 2021 en Madrid por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en colaboración conel Archivo Fotografía Urbana y la Cruz-Diez Foundation, bajo la acuciosa curaduría de Ariel Jiménez.
Líderes del Khmer Rouge (I-D), Pol Pot, Noun Chea, Leng Sary, Son Sen.
Crímenes de lesa humanidad
En Camboya no hubo amnistía para el Khmer Rouge
Después de 15 años de procesos, el pasado 22 de septiembre las Salas Extraordinarias de los Tribunales de Camboya (ECCC), emitieron sus últimas sentencias de cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad a los líderes sobrevivientes de los Jémeres Rojos. Pero antes de comentar esta importante noticia voy a brindar un resumen de lo que sucedió en Camboya entre 1975 y 1979, para entender la mentalidad de los totalitarismos de izquierda y las consecuencias destructivas para las naciones, porque donde se implanta el comunismo y su ideal del “hombre nuevo” o “Paraíso Socialista”, sea en la URSS, Corea del Norte, Camboya, Cuba, Nicaragua o Venezuela, el resultado, con sus variantes, es el mismo: demolición de las instituciones democráticas, supresión de las libertades, totalitarismo, terrorismo de Estado, asesinatos selectivos o masivos, confiscaciones de la propiedad privada, caos económico, desabastecimiento, hambrunas y todas las secuelas que trae consigo la ideología del exterminio.
El 17 de abril de 1975, los Khmers rouges o Jémeres Rojos, tomaron Phonm Penh, la capital de Camboya. Eran 40.000 guerrilleros armados con Kaláshnikov, bazucas y granadas, surgidos de la selva, pequeños, famélicos, vestidos con pijamas negros, portando pañuelos rojos ajustados en la cabeza y calzando sandalias hechas con desechos de bandas de rodamiento de llantas. Su misterioso y anónimo líder era conocido como Pol Pot o Hermano número uno. El mismo día de la ocupación, a partir de las seis de la tarde, los miembros del Angkar o Partido Comunista Khmer, llamado también Partido Comunista de Kampuchea (PCK), portando megáfonos, conminaron a la población a evacuar la ciudad bajo el engaño de que ésta sería bombardeada por los americanos. En 48 horas ya estaban en marcha hacia los campos de trabajo más de dos millones de personas. Los Khmer rouge habían seleccionado previamente a funcionarios, sacerdotes, intelectuales y otros “enemigos burgueses” para asesinarlos a mansalva, fueron miles las ejecuciones en esas primeras horas. Los extranjeros, en especial los periodistas, debían concentrarse en la embajada de Francia. Los edificios públicos y las propiedades privadas de la ciudad fueron confiscadas y ocupadas por los Khmer rouge, sus familiares y allegados.
El sesgo de los medios de izquierda
El periodista Jean Sévillia afirma en “Abril Rojo” (Avril rouge, Le Figaro magazine), que los intelectuales, políticos y periodistas de izquierda en Occidente y en Francia en particular, se cegaron sobre lo que realmente estaba ocurriendo. Ejemplo de ello, los titulares de Le Monde que celebraban el acontecimiento: “Liberada Phonm Penh”; “Entusiasmo popular”; “Siete días de fiesta por la liberación”; “Camboya será democrática, todas las libertades serán respetadas”. Un mes después de estos acontecimientos, el 28 de abril, el periodista Jean Lacouture en Le Nouvel Observateur escribía loas a la revolución camboyana. Al referirse a la evacuación de los habitantes de Phonm Penh conducidos a lo que posteriormente se conocería como killing fields o “campos de la muerte”, la describe con gran eufemismo como “una audaz transfusión de gente hacia el campo”. El sesgo de los periodistas y medios de izquierda impidió conocer las atrocidades que se estaban perpetrando.
En 1977, ediciones Julliard publica los testimonios recogidos por el misionero católico François Ponchaud (Cambodge, année zéro) donde relata la tragedia de los sobrevivientes y refugiados de los “Campos de la muerte” o “Killings Fields”. Luego de leer el libro y entrevistar al autor, el periodista Jean Lacouture, hizo un mea culpa a propósito de su visión sesgada de los primeros tiempos: “Los nuevos dominadores de Phonm Penh inventaron algo original, un auto genocidio. Después de Auschwitz y el Gulag, pensamos que ya no se producirían esos horrores, pero ahora observamos el suicidio de un pueblo en nombre de la revolución, aún peor, en nombre del socialismo”.
El Grupo de París y los futuros genocidas
En la década de 1950, unos jóvenes intelectuales camboyanos formaron el llamado Grupo de París. Provenían de familias de clase media, de terratenientes o de funcionarios públicos. Estos fueron los autores de la utopía revolucionaria del Khmer rouge. Formados en escuelas de élite en su país, más tarde fueron adoctrinados por el Partido Comunista Francés (PCF) en el pensamiento político marxista, en boga en las universidades parisinas a las que asistieron. El PCF y los guardianes del templo marxista francés, que siempre han pensado que el Tercer Mundo es el terreno ideal donde ensayar sus dogmas, pero sin moverse de sus cafés y tribunas académicas, apoyó al grupo para la instauración en Camboya de las ideas comunistas de una sociedad sin clases y el retorno a una Edad de Oro agrícola, la utopía socialista en la Tierra. Los del Grupo de París, apenas tomaron el poder, se convirtieron en feroces genocidas de su propio pueblo.
Entre los que integraron el Grupo de París se encontraba Saloth Sar, estudiante de l’École du livre de París, quien adoptaría el pseudónimo de “Pol Pot” o “Hermano número 1”. Pol Pot fue el líder del Khmer rouge desde la década de 1960 hasta su muerte en 1998. Luego de la toma de Phnom Penh en 1975, se convirtió en un dictador sicópata y genocida de su propio pueblo, su verdadera identidad se conocería años después de instaurado el terror. Leng Sary o “Hermano número 3”, estudiante en El Instituto de Estudios Políticos de París, mejor conocido como Sciences Po, fue otro de los líderes destacados. Khieu Samphan o “Hermano número 4”, considerado uno de los intelectos más brillantes de su generación, en su tesis doctoral expresó los lineamientos de la política adoptada por la Kampuchea Democrática, como así llamarían al nuevo Estado.
Guerrilleros Khmer Rouge en plena ofensiva en Phnom Penh, 17 de abril 1975
¿Qué pretendía el Khmer rouge?
Este movimiento culpaba a los países industrializados, en especial a los Estados Unidos, de ser los responsables del subdesarrollo de Indochina y de Camboya en particular, proponía el retorno al campo con el fin de lograr la “soberanía alimenticia” y la independencia a través de la “revolución agrícola”. Al tomar el poder, las primeras medidas fueron la abolición de la banca, las finanzas y la moneda, la prohibición de las religiones, la confiscación de todas las propiedades privadas y la reubicación de los habitantes de las zonas urbanas en granjas colectivas donde trabajarían de forma obligatoria. El propósito de esta política fue la de convertir a cada ciudadano camboyano en un “hombre nuevo” a través del retorno a sus raíces y a la cultura agraria. El Khmer rouge intentó convertir a Camboya en una sociedad sin clases obligando a la población urbana a vivir en comunas campesinas a través de brutales métodos. En el programa de trabajos forzados para recuperar la agricultura, murieron 1.700.000 personas, aparte de las ejecuciones sumarias que ascendieron a más de 200.000, incluyendo a miles de recién nacidos que eran considerados un estorbo. Un genocidio de dos millones de personas en nombre del “Hombre nuevo” y la visión de “El paraíso verde”, llamada así por estos fanáticos.
No debe haber amnistía para los crímenes atroces
En 1997, el gobierno de Camboya solicitó a Naciones Unidas juzgar a los líderes del Khmer Rouge. El Tribunal se instauró en 2007, diez años después y el primer juicio comenzó en 2009. El exlíder de los Khmer Rouge o Jemeres Rojos, Khieu Samphan o “Hermano N° 4”, fue condenado a cadena perpetua en 2014 por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la evacuación forzosa de los residentes de Phnom Penh, acusado de asesinatos, torturas y violaciones, “tenía conocimiento directo de los crímenes y compartió la intención de cometerlos con los demás participantes en la empresa criminal conjunta” que mató a dos millones de personas entre 1975 y 1979. El tribunal especial encargado de juzgar a los Jemeres Rojos por sus atrocidades confirmó, en apelación, la cadena perpetua por genocidio, el pasado jueves 22 de septiembre, según la noticia publicada por Le Figaro esta semana. Los jueces impusieron la misma sentencia a Nuon Chea, el ideólogo del movimiento, por genocidio y crímenes contra la humanidad. Murió en agosto de 2019 a la edad de 93 años. El «Hermano Número Uno» o “Pol Pot”, murió en 1998, sin ser juzgado.
Después de 15 años de procesos en los que asistieron a las audiencias públicas 250.000 personas, las Salas Extraordinarias de los Tribunales de Camboya (ECCC) cesarán sus funciones en los próximos tres años. Ha sido fundamental la implementación de este tribunal mixto, creado con el apoyo de las Naciones Unidas, integrado por jueces nacionales e internacionales, para juzgar violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad en Camboya y en otros países donde no existe Estado de Derecho o con un sistema judicial corrupto, de esa forma se impulsan las investigaciones y sanciones, para revertir la impunidad y los crímenes atroces, reduciendo la probabilidad de que hechos como estos se repitan.
Debido a que en Venezuela las instituciones públicas y en especial el sistema judicial están bajo el control de la dictadura, se hace necesario promover la renovación de mandato de la Misión Independiente de Determinación de Hechos de la ONU, para continuar documentando las violaciones de los derechos humanos y no descartar la creación de un tipo de tribunal mixto como los que han impartido justicia en Camboya, Timor Oriental, Sierra Leona, Líbano y en otros países sin instituciones donde se han perpetrado crímenes de lesa humanidad y violaciones sistemáticas a los DDHH.
En la fotografía observamos a una muchedumbre apiñada azarosamente, a primera vista, al no conocer el contexto en que fue tomada la escena, no entendemos por qué sus rostros reflejan incertidumbre. Escudriñando un poco más, vemos que, en medio de esa aglomeración, un niño desprende de la hierba un diente de león y extasiado observa sus hojas dispuestas en roseta desde la base y sus múltiples semillas provistas de vistosos vilanos prestos a transportarlas lejos de allí, pero cuando se disponía a soplarlas y dispersarlas al viento, sonríe y extendiendo su mano, brinda ese privilegio a unos niños que absortos lo observaban manipular la flor. Es 9 de julio de 1944, un mes de julio como éste, cinco trenes atestados de judíos húngaros han cruzado la frontera y arriban a su destino, el campo de concentración de Auschwitz. Ese niño y su familia no saben para qué los han trasladado allí, de pie durante varios días, apiñados en vagones pestilentes de los que se utilizan para transportar ganado. Al descender, los guardias SS han ordenado dejar las valijas apiladas a un lado y esperar en la hierba antes de franquear la entrada a las instalaciones de lo que, a primera vista, es un complejo fabril, ya que, a la entrada, en un arco metálico está escrito el lema: “El trabajo os hará libres” (Arbet Macht Frei). La ambigüedad del eslogan posiblemente se refería a la eficiencia nazi en esa fábrica de muerte, que cronometraba los protocolos para que no transcurriera mucho tiempo de espera, entre el descenso de los vagones y la entrada a las cámaras de gas. Entre el 14 de mayo y el 9 de julio de ese año, fueron transportados 420.000 judíos desde Hungría, siendo asesinados en serie, incluyendo al niño que jugueteó con el diente de león media hora antes de que muriera asfixiado en una cámara de gas.
La época del desprecio llamó Malraux al siglo XX. Pero los nazis no vinieron de otro planeta, eran hombres y mujeres comunes, padres y vecinos normales, más bien banales como refería Arendt a los que gerenciaron eficientemente el exterminio. Theodor Adorno, en Negative Dialectics, al hablar del esplendor de la cultura alemana que a su vez produjo el horror nazi, afirmó: “El palacio de la cultura y civilización occidental es construido con mierda de perro (built out of dogshit)”, yaludiendo a la crueldad generalizada de nuestra época: “toda la idea de cultura después de Auschwitz es basura”, concluye.
En el umbral del matadero de Auschwitz, observar el gesto inocente de ese niño, maravillado por esa portentosa y lúdica flor que al soplarla se expande y vuela en el viento, me recuerda lo que expresara Michael Frame en su libro Geometría del desconsuelo: “La belleza y el dolor son los vecinos de al lado. Ver la belleza es vislumbrar algo más profundo, pero el desconsuelo es vislumbrar una pérdida cuyas consecuencias no desempacaremos por años, y tal vez nunca”.
El genocidio de I.5 millones de niños cometido por el nazismo no escandaliza lo suficiente, porque las atrocidades que creíamos superadas continúan y una violencia sin tregua se desata contra quienes representan el futuro o son los herederos del mañana (así se les menciona a los niños en todos los discursos políticos). Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, en su intervención durante la segunda Conferencia sobre el Estado Mundial de los Derechos Humanos (15/07/2022), declaró que la invasión rusa a Ucrania y los bombardeos a la población civil han forzado a 4.3 millones de niños a abandonar sus hogares y emigrar a lugares más seguros. Señaló además que, en el mundo, 200 millones de niños viven actualmente en zonas de guerra.
La mayoría de esos niños son víctimas de un destino que ellos no eligieron y millones de ellos, como dijo una vez Hernando Track, “no pasarán de la estatura de los fusiles” oquedarán mutilados física y mentalmente. Antonio Gala también se refirió a la infancia al escribir sobre lacontradicción de ser niño: “Un proyecto de hombre en un mundo en el que un hombre se tiene por tan poco”.
General Charles de Gaulle en la cabina de la BBC de Londres, 18 de junio de 1940
359 palabras que cambiaron el destino de Francia
El llamado a la resistencia
Edgar Cherubini Lecuna
Mientras la maquinaria de guerra Nazi se preparaba para ocupar Austria, Checoslovaquia, Polonia y planificaba la invasión al resto del continente, Hitler y su lugarteniente, el mariscal Heinrich Göring, en una mesa de diálogo y negociación con el políticamente correcto canciller inglés Neville Chamberlain, prometieron paz, estabilidad y seguridad a Europa. El acuerdo firmado el 30 de septiembre de 1938, fue suscrito en estos términos: “Hemos tenido una reunión y estamos de acuerdo en reconocer que la cuestión de las relaciones anglo-alemanas es de primera importancia para los dos países y para Europa. Consideramos que el acuerdo firmado ayer por la noche y el Acuerdo Naval anglo-alemán simbolizan el deseo de nuestros dos pueblos de no ir a la guerra de nuevo. Estamos decididos adoptar el método de la consulta para hacer frente a cualquier otra cuestión en referencia nuestros dos países, así como estamos decididos a continuar con nuestros esfuerzos para eliminar las posibles fuentes de diferencia y contribuir así a asegurar la paz en Europa”. Dos meses más tarde, el 6 de diciembre de 1938, von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores del Reich y Georges Bonnet, ministro de Relaciones Exteriores de Francia, firmaron otro acuerdo, en términos idénticos al anterior, “para la consolidación de la situación en Europa y el mantenimiento de la paz general”. En mayo de 1940, Alemania invadió Francia ensayando con éxito su novísima Blitzkrieg o “guerra relámpago”.
El 15 de junio de 1940, se recordará como uno de los días más nefastos de la historia de Francia. Habían transcurrido diez meses en gran tensión desde que Francia y el Reino Unido declararan la guerra a Alemania, después que Hitler traicionara el acuerdo firmado dos años antes. Los dos ejércitos aliados se concentraron en ocupar posiciones defensivas y esperar que el enemigo actuara, adoptando una tímida campaña militar que fue tomada con sorna por el ejército alemán que la calificó de Sitzkrieg o guerra de sentados y que se conocería como dróle de guerre o guerra en broma.
Debilitada por la crisis económica, su población polarizada y dividida en facciones, aislada diplomáticamente, con un ejército desmoralizado y sin una estrategia militar coherente, Francia fue invadida por el ejército nazi. Desde mediados de mayo sus divisiones mecanizadas venían avanzando velozmente. Los generales franceses habían basado su confianza en la línea Maginot, una serie de fortificaciones, bunkers y trincheras a lo largo de la frontera con Alemania, pero la ausencia de una estrategia militar hizo que resultara un fracaso pues las divisiones alemanas la rodearon invadiendo por Bélgica y atacaron justo donde ésta terminaba, en su extremidad occidental, por les Ardennes. La experiencia militar francesa se sustentaba en un paradigma bélico de grandes frentes de batalla estáticos, una guerra de trincheras, sin entender que la estrategia militar había evolucionado notablemente. La Blitzkrieg o guerra relámpago con la introducción de nuevos elementos tácticos en el escenario bélico como las veloces divisiones Panzer, los escuadrones de aviones caza de la Luftwaffe, el dinamismo y eficacia de las fuerzas aerotransportadas, entre otras tácticas, hicieron que la línea Maginot resultase uno de los fracasos estratégicos más costosos e inútiles de la historia militar europea. Desde el 27 de mayo, las fuerzas alemanas venían encajonando a los ejércitos aliados que se batían en franca retirada, aislando y dejando atrapados en las cercanías de Dunkerque a seiscientos mil soldados anglo-franceses y a cientos de miles de refugiados civiles. Fue el prólogo a la ocupación nazi y a la alianza con el gobierno militarista, colaboracionista y antijudío del mariscal Pétain.
Un joven capitán de aviación llamado Antoine de Saint-Exupéry, quien se ofreció de voluntario como piloto de reconocimiento, es testigo desde la cabina de su avión de la furia del avance alemán. Se estremece ante las escenas del caos y dislocamiento que produce la retirada de masas de soldados y civiles chocando al huir con los contingentes que aún se dirigían a enfrentar al invasor, lo que producía horrorosos embotellamientos en las carreteras, que eran aprovechados por los cazas alemanes para ametrallarlos. El piloto reporta lo que observa: “Se huye a una velocidad de cinco kilómetros por día, de los tanques de guerra que avanzan a campo traviesa a más de cien kilómetros por hora y de aviones que se desplazan a ochocientos kilómetros por hora”. Saint-Exupéry sabe que Francia está derrotada y que los reconocimientos aéreos son inútiles pues, al cabo de unos días, ya no tenía a dónde ni a quién reportar los movimientos del avance enemigo. En tres semanas los alemanes habían derribado diecisiete de los veintitrés aviones de reconocimiento: “Se sacrifican los equipos aéreos como si fueran vasos de agua arrojados en el incendio de un bosque. (…) Sin embargo, yo prosigo mi vuelo con una imperturbable seriedad”. Esto lo describe descarnadamente en su log-book que luego plasmaría en su libro Piloto de guerra. Saint-Exupéry insiste en la responsabilidad de resistir y combatir para brindar esperanza a los otros: “Estamos a fines de mayo, en plena retirada, en pleno desastre. Todo está en suspenso. Todo está perdido. Claro que estamos vencidos. Pero yo continúo experimentando la tranquilidad de un vencedor. ¿Que son contradictorias mis palabras? Me río de las palabras. No dispongo de ningún lenguaje para justificar mi sentir victorioso pues me siento responsable. Nadie puede sentirse a la vez responsable y desesperado”. El coraje y las reflexiones de este piloto vaticinan lo que sucederá en los días, semanas y meses siguientes, el surgimiento de una voz que logrará el reagrupamiento de los patriotas franceses que darán la pelea al invasor, de allí que dijera: “La derrota puede, en ocasiones, revelarse como el único camino hacia la resurrección, a pesar de sus fealdades. Yo bien sé que para crear un árbol se condena a una semilla a pudrirse. El primer acto de resistencia, si llega demasiado tarde, es siempre perdedor. Pero es el despertar de una resistencia. Tal vez un árbol saldrá de él como de una semilla”.
El gobierno francés se había retirado a Burdeos confiando en el Mariscal Pétain, héroe triunfador de Verdún (1916). El 17 de junio, Pétain es nombrado presidente del Consejo y anuncia en su discurso que no enfrentará al enemigo, se plegará y firmará el armisticio con Alemania nazi, colaborando con el ejército de ocupación, las SS y con la temible Gestapo a partir de ese momento. Ese mismo día, el General de Gaulle viaja a Londres indignado y decidido a continuar la lucha y establecer una alianza con los británicos. El 18 de junio de 1940, a los tres días de la invasión y ocupación en progreso y a apenas a un día de la traición de Pétain, a las ocho de la noche y a través de la señal de la BBC de Londres, en la oscuridad de ciudades sitiadas y campiñas arrasadas, una voz recorre Francia lanzando las semillas de la resistencia y del combate por la libertad. Fue el llamado histórico del general Charles de Gaulle, quien había desconocido el régimen apátrida de Pétain y se había exiliado en Inglaterra luego de tratar infructuosamente de convencer al Gobierno de que abandonara Francia y se estableciera en Argel, desde donde se reagruparían los ejércitos para recuperar la patria y se mantendría libre del deshonor de un armisticio con los nazis.
Ante la entrega de Francia a Hitler por el Estado Mayor del Ejército Francés, abandonó el país y asumió el mando de la Francia Libre o Francia Combatiente (France Combattante) hasta la liberación. Charles de Gaulle era un desconocido para la mayoría de los franceses quienes escuchaban su voz, pero no sabían quién era, ni siquiera cómo era su rostro. Esa voz a través de la radio aglutina a las primeras redes de resistencia donde participan por igual “intelectuales, periodistas, personal de museos, bomberos, peluqueras, mecánicos, que se convierten de un día para otro en personas de acción” (Agnès Humbert, La Resistencia). El 22 de junio De Gaulle hace un segundo llamado, esta vez a soldados, marinos y aviadores “con o sin armas” a unirse y organizarse, a acudir a Inglaterra para recibir entrenamiento. Sus arengas radiales se suceden sin interrupción durante meses, brindando esperanza y guía para los franceses combatientes que en cuatro años sumaron decenas de miles, un ejército anónimo en las ciudades, montañas y bosques, llamado “el ejército de las sombras”. El 28 de junio insta a los generales y demás oficiales de los territorios franceses a plegarse a la Francia Combatiente, siendo reconocido por los británicos y aliados como jefe de los Franceses Libres. Una voz que transmitía convicción, una voz coherente y responsable en medio del caos, la incertidumbre y la angustia de la ocupación nazi, una voz que no cesó en promover la unidad de los franceses, de motivarlos para resistir y luchar por su libertad.
En las zonas aisladas de Francia utilizaban radios de cristal de Galena, un kit de simple construcción, que se componía de un audífono, una antena de alambre y un semiconductor de sulfuro de plomo (PbS) o piedra Galena, muy populares en esa época. De esa forma se recibían los mensajes radiales de la BBC de Londres en todos los rincones de Francia, aunque se interrumpiera el flujo de electricidad. La lucha consistió en reconocimiento e información de los movimientos del enemigo, sabotaje y operaciones militares contra las tropas de ocupación alemanas y contra las fuerzas apátridas del régimen de Vichy. Se creó una prensa clandestina, se editaron folletos, se crearon centros para la producción de documentación falsa, se organizaron huelgas y manifestaciones en pueblos y ciudades, se construyeron bunkers y escondites para los combatientes, así como múltiples redes secretas para el rescate de prisioneros de guerra evadidos, así como escondites para los jóvenes desertores al STO (Servicio de Trabajo Obligatorio) impuesto por los alemanes, en especial las rutas de evacuación para judíos perseguidos.
Presidido por Jean Moulin, delegado del General de Gaulle en territorio francés ocupado, en 1943 se reúne por primera vez en París el Consejo Nacional de la Resistencia, encuentro donde participan el Comité d’action militaire (COMAC), brazo armado del Mouvements unis de la Résistance (MUR), partidos políticos y delegados de las confederaciones de obreros y trabajadores, de la Confederación Francesa de Trabajadores Cristianos y de la Confederación General del Trabajo. Tres años después del histórico llamado del General de Gaulle, se comenzaban a ver los frutos de la Francia Combatiente, de esa unión de militares, políticos, agricultores, obreros y gente común que significó el germen de la reconquista de la libertad, así como del incipiente borrador de los conceptos republicanos y democráticos que regirían la futura Francia liberada. La resistencia francesa, sin duda, constituyó un factor vital para el triunfo de los ejércitos aliados. La historia que sigue ya es conocida, el 6 de junio de 1944, hace 82 años, las fuerzas aliadas desembarcan en Normandía. La liberación de París comenzó días antes con encarnizados combates de la Resistencia contra las fuerzas de ocupación, a la que se unieron los efectivos de la 2da División Blindada francesa comandada por el General Leclerc, apoyada por la 4ta división de Infantería del ejército estadounidense. El 25 de agosto de 1944, París es liberado.
La liberación de Francia constituyó una ardua tarea realizada en cuatro años, iniciada aquel 18 de junio de 1940. Era la primera vez en la historia que un héroe nacional se hacía conocer a través de la radio. En su primer llamado a los franceses aquél 18 de junio de 1940, esa voz dijo con certeza y emoción: “Pase lo que pase, la llama de la Resistencia Francesa no debe apagarse y no se apagará” (“Quoi qu’il arrive, la flamme de la résistance française ne doit pas s’éteindre et ne s’éteindra pas”). El asumió con convicción la responsabilidad de mantener viva esa llama durante cuatro años.
Este es el texto del discurso que el general de Gaulle pronunció la noche del 18 de junio de 1940 a través de los micrófonos de la BBC de Londres, 359 palabras que cambiaron el destino de Francia:
“Los jefes (militares) que, desde hace muchos años están al frente de los ejércitos franceses, han formado un gobierno. Este gobierno, alegando la derrota de nuestros ejércitos, hizo contacto con el enemigo para detener los combates. Por supuesto que hemos sido abrumados por el poderío mecánico, terrestre y aéreo del enemigo. Infinitamente más que su número, son los tanques, los aviones, las tácticas de los alemanes que nos hacen replegar. Son los tanques, los aviones, las tácticas de los alemanes lo que ha sorprendido a nuestros líderes al punto de llevarlos a donde están hoy. ¿Pero es esta acaso la última palabra? ¿Debería desaparecer la esperanza? ¿Es definitiva la derrota? ¡No!
Créanme, yo les hablo con conocimiento de causa y les digo que nada está perdido para Francia. Los mismos medios que nos derrotaron pueden traer la victoria algún día. ¡Porque Francia no está sola! ¡Ella no está sola! ¡Ella no está sola! Ella tiene un vasto imperio que la respalda. Ella puede hacer un bloque con el Imperio Británico que controla el mar y continuar la lucha. Puede, como Inglaterra lo está haciendo, usar sin limitaciones la inmensa industria de los Estados Unidos.
Esta guerra no se limita al desventurado territorio de nuestro país. Esta guerra no se decide por la batalla de Francia. ¡Esta guerra es una guerra mundial! Todas las fallas, todos los retrasos, todos los sufrimientos no impiden que haya, en el universo, los medios necesarios para aplastar un día a nuestros enemigos. Golpeados hoy por el poderío mecánico, podremos vencer en el futuro con un poderío mecánico superior. ¡El destino del mundo nos lo estamos jugando aquí! Yo, el general de Gaulle, actualmente en Londres, invito a los oficiales y soldados franceses que están en territorio británico o que puedan venir aquí, con sus armas o sin sus armas, invito a los ingenieros y trabajadores especialistas de las industrias de armamentos que están en territorio británico o que puedan venir aquí, a que se pongan en contacto conmigo. Pase lo que pase, la llama de la resistencia francesa no debe apagarse y no se apagará. Mañana, como hoy, hablaré en la radio desde Londres.
Audio del General Charles de Gaulle por la BBC de Londres el 22 de junio de 1940
Nota: desde hace diez años publico este artículo en esta misma fecha para recordar la vital importancia para una nación que surja un líder valiente y coherente como lo fue Charles de Gaulle, un desconocido de los franceses en ese entonces, pero que con sus palabras de convicción, sinceridad y patriotismo, emitidas por la radio, lograron organizar la resistencia y unir a una nación en un solo objetivo, vencer al ocupante enemigo y reconstruir los valores democráticos republicanos.
Knut Hamsun (1859-1952). Premio Nobel de Literatura 1920.
Knut Hamsun en el país de las maravillas
Edgar Cherubini Lecuna
Al leer el libro “En el país de las maravillas”[1] de Knut Hamsun (1859-1952), traducido por Zarina Martínez Børresen, sentí que había acompañado al autor desde Helsinki hasta Bakú, atravesando la cordillera del Cáucaso, límite natural entre Europa Oriental y el oeste de Asia. En 1899, Hamsun recorrió en tren y en coche a caballos extensos territorios de Rusia, Georgia y Azerbaiyán, donde cohabitaban decenas de pueblos y lenguas distintas, así como diversas religiones y creencias: musulmanes chiitas y sunitas, persas sufíes, judíos askenazis, budistas, cristianos ortodoxos, católicos levantinos, monofisitas, bahái, así como conservadores del culto a Zoroastro. Quizás esta increíble diversidad fue lo que atrajo a Hamsun a emprender esa aventura.
Escrito en primera persona, es un cuaderno de bitácora en orden cronológico, donde el autor combina libremente la geografía y la etnología para componer un relato donde lo real y lo fantástico cautivan al lector. Pero lo que mas impacta del texto es la exhaustiva descripción de los pueblos y personajes con los que fortuitamente se topa en su travesía y la maestría con la que va despejando capas de ethos profundos que de alguna manera encubren complejas personalidades y costumbres exóticas. Del relato realista y crudo pasa a la más excelsa poesía al describir los paisajes que observa a su paso, que lo hacen evocar su idílica infancia pastoril “cuando escribía con el dedo índice por todo el cielo”.
En 1920 recibió el Premio Nobel por La bendición de la tierra. Esta obra revolucionó el estilo literario de su tiempo. Hamsun fue un pionero de la literatura psicológica, escritores de la talla de Thomas Mann, André Gide y H. G. Wells lo consideraron como un maestro. Para Isaac Bashevis Singer, premio Nobel de Literatura en 1978, Hamsun es el padre de la literatura moderna, a quien califica de “escritor impresionista”. Su estilo retrospectivo influenció, entre otros, a escritores como Hemingway, Miller y Auster.
La traducción al español realizada por Zarina Martínez Børresen de “En el país de las maravillas”, libro escrito en 1899, es producto de su afanosa investigación de costumbres, modismos y expresiones idiomáticas noruegas de finales del siglo XIX, utilizadas por Hamsun para esta narración. El haber traducido al español directamente del texto original en noruego, que hoy nos brinda Aquelarre Ediciones (2020), es un valioso aporte al conocimiento de esta obra en particular, ya que las versiones anteriores en español de este libro son traducciones de otros idiomas.
Conocí a Zarina Martínez Børresen en París hace diez años y desde entonces hemos mantenido una relación de amistad alimentada por interesantes pláticas sobre arte y literatura. Lo que sigue es el resumen de la conversación que sostuvimos recientemente sobre la aventura que significó para ella traducir este libro.
¿Cómo traducir la lengua y las costumbres del siglo XIX, realidades que ya no existen, mundos ajenos a una persona del siglo XXI?
El caso de En el país de las maravillas es especial. Yo viví en la Unión Soviética durante muchos años y puede visitar la mayoría de los lugares donde Hamsun estuvo. Ciertamente mis viajes no fueron por tierra, pero la naturaleza y los lugares, tal como los describió Hamsun, no habían cambiado cuando yo viajé allá en los años 80 del siglo pasado. Por otra parte, las descripciones de Hamsun son tan detalladas y vívidas que parece imposible para el lector no adentrarse en ellas. Considero que la obra de Hamsun es universal y absolutamente actual, independientemente de cuando haya sido escrita, debido a que aborda temas y situaciones sin fecha de caducidad. No olvidemos que, después de todo, Hamsun es considerado como uno de los pioneros de la literatura moderna.
Al abordar una obra literaria, el traductor se convierte en el primer lector en otro idioma de una obra y al llegar al final del contenido emprende un camino inverso en la búsqueda de comprensión del texto original hasta los significantes capaces de expresarlo en su lengua, así lo expresa Valentín García Yebra (1917-2010), destacado traductor y filólogo español, quien afirma que “este lector-traductor no puede contentarse con la comprensión como lo haría lector común, sino que ha de procurar acercarse en lo posible a la comprensión total. Digo ‘en lo posible’, porque la comprensión total de un texto es inalcanzable”.[2] ¿Qué opina usted de esta afirmación y cuál es su experiencia en ese viaje inverso al traducir a Hamsun?
Es probable que García Yebra tenga razón al afirmar que la “comprensión total” es inalcanzable. Sin embargo, quiero pensar que, al hablar noruego, al haber leído la obra en el idioma original, visitado los lugares descritos por Hamsun, estudiado a fondo buena parte de su obra y por último el vivir en Noruega, me han dado, como traductora, una perspectiva más amplia de ésta en su totalidad y por lo tanto he podido acercarme a ella y hacer el viaje inverso con más herramientas que, por ejemplo, los primeros traductores de Hamsun al español.
Zarina Martínez Børresen, traductora.
Las dificultades que enfrenta un traductor con la complejidad de otra lengua, las resume García Yebra citando a Rilke: “Casi todo lo que nos sucede es inexpresable”, lo que ese escritor quería decir es que, “si la verdadera comunicación es imposible dentro de una misma lengua ¿Cómo va a ser posible, mediante la traducción, entre lenguas distintas?”. Esa misma pregunta se la hago a usted.
Hace poco me invitaron a participar en un documental sobre el etnógrafo soviético Yuri Knórozov, quien descifró la escritura maya y a quien tuve el privilegio de conocer cuando trabajaba en la embajada de México en Rusia. A propósito del desciframiento, Knórozov expresó que “cualquier cosa creada por el hombre puede ser comprendida y descifrada por el hombre”. También hace unos meses, en una presentación de En el país de las maravillas, la moderadora dijo que había que apreciar la labor de los traductores ya que, gracias a ellos, era posible para millones de lectores acceder a grandes obras de literatura, a pesar de no conocer el idioma original. Creo que ambas posturas son válidas en lo que hace a la traducción.
Mi conocimiento de la obra de Hamsun se deriva del trabajo realizado para mi tesis doctoral, en la cual analicé la presencia de la obra de Hamsun y su posible influencia en la del mexicano Juan Rulfo. Rulfo evidentemente leyó a Hamsun en traducciones de traducciones de dudosa calidad, pero a pesar de eso pudo captar y asimilar elementos emblemáticos de los temas, la forma de narrar, aspectos culturales y la visión del mundo de Hamsun.
Considero que la cuestión de la “comunicación” entre el lector y una obra traducida tiene muchos matices, pero aquí el elemento más importante es la calidad de la traducción. Siempre ha habido traducciones al español de un gran número de obras de Hamsun, pero no es sino hasta principios de los años 90 del siglo pasado que empiezan a aparecer traducciones directas y de calidad del noruego al español, brindando así al lector la posibilidad de tener un contacto más directo con la obra. He de señalar que las traducciones al español antes de los 90 habían sido hechas en gran parte por escritores y críticos literarios, quienes se basaron en versiones del alemán y del francés principalmente, y en algunos casos decidieron “mejorar” el estilo de Knut Hamsun o simplemente omitir pasajes complicados o demasiado detallados. Este es un problema que he observado incluso en traducciones recientes de Hamsun al inglés y al francés.
En relación con la responsabilidad de traducir, un filósofo amigo estudioso de Kant, me comentaba con estupor cómo los errores de interpretación debido a la falta de dominio sobre la lengua del autor han provocado distorsiones conceptuales en innumerables traducciones al español de este filósofo ¿Es que ser traductor no significa que puedes traducir cualquier género? ¿Para traducir filosofía hay que ser filosofo? ¿Para traducir poesía hay que ser poeta? ¿Se necesita amar la complejidad como Knut Hamsun para poder traducirlo?
Un buen traductor debe conocer bien la lengua de la cual va a traducir, e idealmente, manejar cualquier texto. De lo contrario la traducción quedaría encasillada y reservada exclusivamente a traductores-especialistas en cada materia, lo cual parece complicado. En literatura entra la responsabilidad del traductor, como dice Humberto Eco, de “decir casi lo mismo” y no lo que suena bien, de “mejorar” o interpretar lo que cree que el autor quiso decir. Este es un gran reto y uno de los problemas que encontré al leer traducciones antiguas de Hamsun al español. Cuando escribí mi tesis de maestría, y más tarde de doctorado, hice mis propias traducciones de citas de las obras estudiadas, si me parecía que las existentes no eran muy precisas. Sin ser historiadora del arte o curadora traduje de español a inglés todos los textos para el libro conmemorativo dedicado al pintor mexicano Ricardo Martínez. Actualmente estoy trabajando Vagabundos, otro título de Hamsun, y la editorial Aquelarre me ha propuesto retomar la traducción de Hambre. Una vez concluidos estos proyectos me gustaría traducir obra noruega contemporánea. Mi trayecto hacia la traducción de Hamsun es complejo, y ciertamente no me hubiera embarcado en esa labor si no hubiera amado su complejidad: hace unos años recibí una comunicación de Miguel Pineda, un joven que estaba por fundar una editorial en Xalapa, México, bajo el nombre de Aquelarre Ediciones. Miguel quería lanzar la editorial con títulos de los que él denominaba “autores malditos” – en el caso de Knut Hamsun por su apoyo al Nacional Socialismo – y quería publicar Hambre como primer título. La idea original era que yo escribiera el prólogo, pero más adelante acordamos que yo hiciera además una traducción para lectores hispanoamericanos. Por cuestiones de derechos de traducción, el proyecto no se realizó y entonces propuse traducir y prologar I æventyrland, cuya traducción exacta al español sería En el país de los cuentos. Mi decisión de cambiar el título a En el país de las maravillas fue totalmente subjetiva: vivir en la Unión Soviética, donde todo podía suceder y ver lo que Hamsun había visto casi un siglo antes fue una experiencia única. Por otra parte, amigos soviéticos latinoamericanistas frecuentemente definían a su propio país como una “casa de locos real maravillosa”, un espacio surrealista y mágico a la García Márquez, que sobrepasaba los límites de lo normal.
Este es un libro con varias lecturas, una de ellas es la visión y postura crítica de Hamsun sobre la modernidad, la civilización y el eurocentrismo. Fue testigo de cómo la búsqueda de petróleo y otros minerales en esos territorios destruía los valores culturales, las tradiciones y hasta las creencias ancestrales de esos pueblos. Es cáustica la crítica que hace de la empresa petrolera de Nobel (creador del premio que lleva su nombre) en Bakú, Azerbaiyán ¿Cómo interpretó y tradujo esa postura de Hamsun? ¿Se trataba de un naturalismo místico o una visión pionera de la visión “verde” y decrecentista en boga hoy en día en Europa?
En el país de las maravillas es la primera obra en que Hamsun expresa su posición acerca del daño que la “civilización” puede hacer. En este caso naturalmente se refiere a sociedades como las que observa en el Cáucaso, más atrasadas que las europeas desde un punto de vista eurocentrista, si bien matizado con elogios a la vida sencilla de las comunidades que visita. Sin embargo, en su obra posterior, Hamsun plantea abiertamente el daño que la supuesta “civilización” causa a pequeñas comunidades en lugares apartados en la misma Noruega, perjudicando la naturaleza y fomentando la necesidad de bienes superfluos como comida enlatada, café, viviendas con ventanas de colores, bancos y oficinas postales, entre otros, que nadie necesita y resultan a la larga en pobreza, hambruna, desarraigo e incluso crimen.
En La bendición de la tierra, novela por la cual recibió el premio Nobel de literatura en 1920, Hamsun expone claramente el contraste entre el campo y la ciudad y las consecuencias negativas de abandonar la tierra por el espejismo de la civilización y en busca de una supuesta vida mejor. Él mismo dedicó tiempo, energía y recursos considerables a la agricultura en sus propiedades, primero en el norte y por último en Nørholm, en el sur de Noruega. Algunas de sus posturas coinciden con y anteceden a planteamientos del Nacional Socialismo, el cual Hamsun apoyaría de manera muy desafortunada unos años más tarde.
Sobre esto último, pienso que Hamsun vivió bajo el signo de una contradicción permanente. Admirador de la cultura alemana, era favorable a la creación de una gran confederación de pueblos germánicos, de allí que, a sus 80 años, observara con complacencia la invasión alemana, publicando artículos de prensa favorables al Tercer Reich y al mismo Hitler. Tras el finalizar la guerra, en las principales ciudades de Noruega fueron quemados sus libros. Sufrió el desprecio de sus compatriotas y fue internado en un hospital psiquiátrico, donde los especialistas concluyeron que sus facultades mentales se habían deteriorado y sobre esa base se retiró la acusación de traición. Su infeliz conjunción con el pensamiento nazi eclipsó su excelsa obra literaria por muchos años. Cuando le fue encomendada la traducción de esta obra ¿Cómo abordó usted el fantasma del nazismo en la vida de Hamsun? Le comento esto, solo para preguntarle sobre la complejidad a la que se enfrenta un traductor y en especial, la enorme responsabilidad en relación con el receptor final de su labor que es el lector.
En Noruega hay a la fecha una discusión sobre el nazismo en la vida de Hamsun y sobre la necesidad de separar al escritor del simpatizante, con la cual estoy de acuerdo. Yo veo que mi responsabilidad como traductora es transmitir al receptor el valor literario de la obra, más que guiarlo a leer entre líneas. En mayor o menor grado, la mirada de un europeo de viaje por el Cáucaso estará determinada por sus parámetros y sus expectativas. Como lectora, sí me llamaron la atención la actitud de Hamsun hacia los ingleses y judíos, así como cierto paternalismo y condescendencia para con los caucasianos, con los que por otro lado generalmente simpatiza. Pero también como lectora compartí con el autor su fascinación por ese mundo tan distinto al suyo, la cual transmite con gran maestría.
Por último, hay que recordar que la obra fue escrita a principios del siglo XX, años antes incluso de la primera guerra mundial, y que las opiniones que Hamsun expresa en ella parecen más personales que políticas.
Una obra literaria es una obra de arte cuyo medio expresivo es la palabra. En su caso ¿Cúales son las dificultades mayores de trasladar palabras, términos, la sintaxis y los giros idiomáticos del noruego al español?
En el caso de En el país de las maravillas, una de las dificultades fue que el lenguaje de Hamsun es anticuado y muchas palabras son más cercanas al danés que al noruego, por lo que tuve que recurrir a versiones en noruego moderno y consultar diccionarios académicos, así como a amigos locales para aclarar frases, palabras y referencias culturales que no aparecían en ningún diccionario. Al igual que en su obra inicial, aquí Hamsun “juega” con el lenguaje a través del cambio de tiempos verbales, de puntuación a veces ilógica y de no utilizar guiones o comillas al reproducir diálogos, por ejemplo. Yo decidí respetar estas decisiones, ya que las considero emblemáticas de su estilo. Después de todo, si tomamos en cuenta que el título original incluía la frase “vivido y soñado en el Cáucaso”, los “juegos” contribuyen a crear una atmósfera en la que, como es común en la obra temprana de Knut Hamsun, a veces resulta difícil separar la realidad de la fantasía, lo soñado de lo vivido y el viaje literal del figurado.
[1] Knut Hamsun, En el país de las maravillas, Aquelarre Ediciones, México, 2020. Traducción y prólogo de Zarina Martínez Børresen.
[2] Valentín Garcia Yebra, Ideas sobre la traducción y problemas de la traducción literaria, Équivalences, 12e année-n°1, 1981.
Extractos del libro “En el país de las maravillas”, de Knut Hamsun
La montaña (Capítulo VI, pág. 79)
En una vuelta cerrada del camino se abre repentinamente una ranura a la derecha y vemos completamente cerca la punta helada del Kazbek, con sus glaciares como chispas blancas bajo el sol. Ahí está ante nosotros, alto y silencioso, mudo. Nos invade un sentimiento extraño. La montaña está ahí como por encima de las demás: parece un ser de otro mundo que nos observa. Bajo tambaleante del carro y me sujeto de la capota ahí mismo. En ese momento se apodera de mí una sensación de estar en una vorágine, de flotar sobre el camino, fuera de mí; es como estar cara a cara con un dios. El silencio es total (…) nunca me he sentido tan falto de equilibrio en la tierra; aquí estoy parado y tengo que sujetarme de algo. Entonces el glaciar se esconde detrás de una nube. La vista ha desaparecido. La montaña continúa susurrando bajo la nube.
El proletariado de los genios. Capítulo IX, pág. 127
La luna está ya bastante brillante; son las cinco de la tarde. El sol y la luna resplandecen al mismo tiempo en el paisaje y hace mucho calor. Este mundo no es como ningún otro mundo que conozco y una vez más pienso que me podría quedar aquí de por vida. Hemos descendido tanto que los viñedos empiezan de nuevo; hay nueces en el bosque y el sol y la luna brillan uno junto a la otra. El hombre está indefenso ante esta maravilla y si uno viviera aquí podría ver esto cada día y golpearse en el pecho de asombro. Este pueblo ha luchado contra la amenaza de la destrucción, pero ha vencido todo, es fuerte y sano, florece; hoy en día es un pueblo de diez millones en total. Los caucasianos no saben de las fluctuaciones en la bolsa de Nueva York, su vida no es una carrera de velocidad, tienen tiempo para vivir y pueden cortar comida de los árboles o matar a sus ovejas para vivir de ellas. ¿Pero son acaso mejores personas los europeos y los yanquis? Sabe Dios. Dios y nadie más lo sabe, así de dudoso es. Algunos son grandes hombres porque lo que los rodea es pequeño; porque el siglo, a pesar de todo, es pequeño. Pienso en algunos nombres célebres, únicamente de mi propia profesión y hay muchos en una larga fila, miembros del proletariado de los genios. Yo cambio a una veintena de ellos solo por el caballo de Marengo[1]. Los valores no tienen un valor inmutable: la aureola del teatro allá equivale al cinturón brillante aquí. El tiempo se lleva a ambos, el tiempo los cambia por otros valores. ¡El Cáucaso, el Cáucaso! No es por nada que los más grandes gigantes de la poesía que el mundo conoce, los grandes rusos, han estado contigo y bebido de tus manantiales…
El ser humano obedece a un hombre que sabe ordenar. (Capítulo III, pág.54-55)
En el andén en la estación (Armavirov) pasea, entre otros, un joven circasiano. Va vestido así: tiene botas largas de charol con hebillas doradas encima de la parte exterior de las piernas. Su túnica café, que le llega casi a los tobillos, está sujeta en la cintura por un cinturón dorado, de donde cuelga un puñal sobre el vientre. En el pecho se ve la punta de dieciocho cartuchos. Lleva un sable largo y angosto a un costado. El sable arrastra y el mango está incrustado con turquesas. Viste una camisa o una túnica de seda cruda blanca; su abrigo se mantiene abierto a la altura del pecho y la seda cruda se ve como plata bajo el sol. Tiene cabello negro que brilla y una gorra de piel tibetana completamente blanca como la nieve, cuya lana le cuelga un poco sobre la frente. Su atuendo da una impresión de descuido, pero no su cara. Me explican que su uniforme es reglamentario, pero lo que otros tienen de lino él lo tiene de seda, y lo que otros tienen de bronce él lo tiene de oro. Es hijo de un príncipe. Todos lo saludan en la estación y él responde a todos; algunos hasta hablan con él y escuchan tranquilos su larga respuesta. Parece que les pregunta cómo están, cómo les va y cómo están sus mujeres y si los niños están sanos. No parece que diga nada incómodo, ya que todos le agradecen y parecen satisfechos. Dos muzhiks, campesinos rusos con blusa y cinturón de piel, se acercan a él y lo saludan, se quitan las gorras y las ponen bajo el brazo y se inclinan y le dicen algo. El joven oficial también los escucha y les responde algo que los deja satisfechos. Pero entonces empiezan a hablar más, explican algo y empiezan a hablar entre ellos. El oficial los interrumpe con una palabra corta y los muzhiks se ponen la gorra.
Probablemente han recibido la orden de cubrirse, debido al calor. Y siguieron hablando; pero entonces el oficial se ríe, niega con la cabeza y dice nyet, nyet, y después se retira. Pero los muzhiks lo siguen. De pronto, el oficial da media vuelta, los señala y dice: ¡Staistai! Y los muzhiks se detienen, pero continúan hablando y profiriendo sus quejas. Otros ríen de sus lamentos y les dicen que callen, pero no se dan por vencidos de ninguna manera; escucho sus voces quejosas aún después de que el tren ha echado a andar.
Me quedo pensando en este oficial y los muzhiks. Seguramente era su amo, y probablemente era el dueño del pueblo en el que habíamos estado y tal vez también hasta del castillo de Soria Moria que vimos en la mañana y de todas las millas de tierra negra por las que hemos pasado. ¡Alto!, les dijo a los muzhiks, y se detuvieron. Cuando una multitud amenazante persiguió a Nikolai I en San Petersburgo, éste únicamente se detuvo, dio media vuelta, señaló y grito con voz severa: ¡De rodillas! Y la chusma se arrodilló. El ser humano obedece a un hombre que sabe ordenar. Napoleón fue obedecido con entusiasmo. Obedecer es un placer, y el pueblo ruso sabe hacerlo todavía.
El arte sagrado de la escritura (Capítulo XIII, pág.164-165)
La ciudad (Tiflis) es todo menos divertida, pero había un rincón al cual volvimos una y otra vez y que nunca nos cansamos de ver: el barrio asiático. (…) Aquí había gente de todo el Cáucaso: georgianos, gente de la montaña, grupos uralo-altaicos, todo tipo de tártaros, después indoeuropeos como persas, kurdos, armenios, gente de Arabia y de Turkestán, de Palestina y el Tíbet. Y todo aquí era tranquilo, nadie tenía prisa. La tranquilidad del oriente se posaba sobre ellos. Los turbantes blancos y multicolores eran los dominantes; solo uno que otro verde o azul se veía coronar una maravillosa cabeza barbada. Los cinturones eran o bien de metal repujado, o como los de los persas, de seda de muchos colores. Los caucasianos, kurdos y armenios llevaban armas.
Hacía mucho calor al mediodía, pero en varias partes había techo sobre las calles y buena sombra. Los burros, los caballos y los perros están con la gente. Un caballo estaba bajo el sol implacable cuando llegamos; tiene llagas en la crin, así como grandes heridas e incontables moscas sobre las heridas. El caballo no siente nada; ahí está parado, flaco al máximo, con la cabeza gacha y deja que las moscas permanezcan ahí. Está totalmente atontado y si nosotros espantamos a las moscas no parece sentir alivio; está ahí nada más quemándose al sol, pestañeando apático. Como está amarrado a un carro, seguramente espera a su amo. Sus heridas apestan… Es un caballo arrogante, un caballo estoico. Con tan solo dar unos pasos podría protegerse en la sombra, pero ahí sigue. Tampoco le afecta que las moscas permanezcan ahí, así de absoluto es su deterioro.
Los artesanos trabajan en la calle al lado de los burros, los caballos y los perros. Los herreros calientan hierro en sus pequeñas fraguas y lo golpean en pequeños yunques; los trabajadores de metal liman, graban, repujan y pican; de vez en cuando incrustan una turquesa u otras piedras. Los sastres cosen largos albornoces y ensartan máquinas de coser occidentales, armados hasta los dientes y con grandes gorros de piel en la cabeza. Hasta hace doscientos años, nuestros sastres y zapateros nórdicos trabajaban con un espadín a la cadera. Aquí persiste la costumbre.
En los puestos hay sobre todo prendas de seda, mercancías bordadas, alfombras, armas, joyas. El visitante puede mirarlo todo, sin comprar; pero si compra, mejor. Estos comerciantes toman todo con bendita tranquilidad. Hay mucha suciedad en todos los puestos; pero en los de alfombras hay además alfombras valiosas sobre el piso, en la puerta, sobre los escalones y en la calle hasta la casa vecina. Sí, son alfombras persas y caucasianas valiosas. Y la gente y los perros andan sobre ellas y las ensucian tanto que es lamentable verlas.
De trecho en trecho, bajo un pequeño cobertizo, hay alguien que sabe escribir y que escribe para la gente cualquier cosa que le pidan. A su alrededor tiene libros con letras llamativas y no es raro que se haya vuelto tan gris y digno, ya que ha aprendido esas letras y las puede descifrar. También vimos a personas jóvenes y serias con escritos bajo el brazo; eran seguramente discípulos de teólogos y letrados que iban y volvían de casa del maestro. Al pasar por el puesto del escribano se inclinan y saludan respetuosamente. El arte de la escritura es sagrado, hasta el papel en el que se escribe es sagrado. El famoso sheik Abd ul Kader Gilani nunca pasaba frente a un puesto de papel sin antes haberse purificado lavándose, y al final se volvió tan santo y espiritual que podía sobrevivir durante semanas con una sola aceituna. El papel sirve para multiplicar el libro sagrado y por eso tiene esa reputación. Uno escoge el papel para sus escritos con el mayor cuidado, afila su pluma y mezcla la tinta con devoción. (…) Es con respeto que también nosotros pasamos por delante de estos puestos con escritos y papel. Porque el hombre ahí dentro es tan fascinantemente digno.
[1] Hamsun hace referencia a Marengo, uno de los caballos de Napoleón Bonaparte y el más famoso de todos ellos. Debe su nombre a la batalla de Marengo, en Italia. (N. de la T.)