Putin, emperador de un mundo en llamas

Putin, emperador de un mundo en llamas

Edgar Cherubini Lecuna

París, marzo 2020

La amenaza de Putin de desatar una guerra nuclear nos recuerda los últimos días de Hitler en el bunker de la Cancillería, exclamando: “¡Jamás capitularemos, no, jamás! Nos pueden destruir, pero si lo hacen sepultaremos con nosotros al mundo, a un mundo en llamas”. Es el mismo vaciamiento de conciencia que llevó al nazismo a destruir a Europa y producir una mortandad de entre 60 y 90 millones entre combatientes y población civil, en su mayoría ocasionadas por los bombardeos sobre ciudades, pero también como resultado de las violaciones masivas de los derechos humanos siendo el Holocausto su máximo exponente, a lo que se añadió la desprotección de los millones de refugiados y desplazados, sometidos a hambrunas, a los rigores del clima y a su propia suerte. Hoy es incierto el futuro de Europa y del mundo, de nuevo estamos en guerra, aunque los débiles dirigentes occidentales y los Pilatos del momento no quieran intervenir más allá de lo políticamente correcto, creyendo que con eso van a evitar lo inevitable. Putin no solo invade Ucrania a sangre y fuego, sino que, en el colmo de su psicopatía, ordena activar la alerta nuclear de su arsenal de 6.000 ojivas nucleares si Occidente intenta responder a su agresión, amenazando con incendiar el planeta.

En un artículo que publiqué en enero de 2018, titulado “La incertidumbre de las langostas” (ver enlace al final), comenté sobre los nuevos Chamberlain a cargo de las relaciones con Irán y del impulso con el que Putin había iniciado el nuevo ideal hegemónico de Rusia. Allí comenté una noticia, que me pareció muy significativa, pero que pasó desapercibida en medio de tantas trivialidades, amenazas y calamidades globales. Se trataba del busto en bronce de Putin, engalanado con una toga de emperador romano, erigido al norte de San Petersburgo. Un despacho de la AFP daba cuenta de la ceremonia inaugural donde se desveló la estatua: “Andrei Poliakov, líder de la asociación que reúne a los cosacos de San Petersburgo, expresó: La imagen de un emperador romano es la de la sabiduría, y esto corresponde al rol histórico de Vladimir Putin que logró unir Rusia y Crimea”. La anexión de esta península ucraniana en marzo de 2014 y el apoyo de Moscú al fraude de los separatistas en el este de Ucrania produjeron un deterioro en las relaciones entre Rusia y los países occidentales. Sin embargo, la anexión de Crimea no perturbó la siesta de los dirigentes occidentales más preocupados por la cultura woke del instante líquido que por la defensa y supervivencia de sus valores. La invasión del ejército ruso a Ucrania hace tres semanas hizo que Europa despertara, esta vez con el feroz dinosaurio gruñendo al pie de la cama.

La agresión de la Rusia de Putin se realiza dentro del imaginario imperial de la reconstrucción de la gloria soviética en el marco geopolítico de un imperio euroasiático frente al mundo occidental, que sigue siendo su gran enemigo debido a que es libre, democrático y próspero. El Gatestone Institute International Policy Council, en su edición de este mes, recoge el llamado de alerta con el que historiador alemán Jan Behrends advierte a Europa: «No se equivoquen: para Putin no se trata de la UE o la OTAN, se trata de su misión de restaurar el imperio ruso. Ni más ni menos. Ucrania es solo un escenario, la OTAN es solo un irritante. Pero el objetivo final es la hegemonía rusa en Europa».  Su aseveración se basa en las afirmaciones del politólogo y ultranacionalista ruso Alexandr Dugin, asesor de Putin: «El imperio euroasiático se construirá sobre el principio fundamental del enemigo común: el rechazo del atlantismo, el control estratégico de los EE. UU. y la negativa a permitir que los valores liberales nos dominen». (Soeren Kern, Why Did Vladimir Putin Invade Ukraine?, Gatestone Institute, March 14, 2022).

El Decreto Tierra Quemada revisitado

Según Glucksmann (Dostoievski en Manhattan, 2002), existe una matriz común entre el nazismo y el régimen soviético, como es la utilización del “terror” como la ultima ratio de cualquier estrategia totalitaria. “El terror de las bombas no perdonará las casas de los ricos ni de los pobres, las últimas barreras entre clases desaparecerán” – exclamaba Goebbels – “Los últimos obstáculos para la realización de nuestra misión revolucionaria caen junto a los monumentos de la civilización”.

El nazismo utilizó la teoría del «espacio vital» o Lebensraum, para justificar la conquista territorios mediante guerras relámpago (Blitzkrieg). En su estudio sobre Hitler, Erich Fromm afirma que luego de haber consolidado en su persona todo el poder de la nación alemana, su objetivo fue la ocupación de toda Europa. “Mientras el ejército nazi avanzaba destruyendo todo a su paso, el dictador desde su sala de cine privada dedicaba horas a mirar documentales que le llegaban a diario sobre las matanzas en los frentes de batalla y de los cientos de miles de cadáveres producidos por sus campos de exterminio. Pero su afán de exterminio se volcó también sobre las ciudades incluyendo al final a la propia Alemania. Cuando ya la derrota era inminente, promulgó el Decreto de Tierra Quemada: “Antes que el enemigo ocupe el territorio alemán, todo, sencillamente todo cuanto es esencial para la continuidad de la vida será destruido. Todo será quemado, abatido o demolido, incluyendo los registros, los archivos, las granjas, el ganado, los monumentos, los edificios, los palacios y los edificios de ópera. Y si el pueblo alemán no está dispuesto a luchar por su supervivencia, tendrá que desaparecer también”. (Anatomía de la destructividad humana, 1973). Rusia ha conformado una sociedad totalitaria en su interior y se expresa como un imperialismo agresivo y destructor hacia fuera, un ultranacionalismo expansionista. Hitler, que odiaba al género humano, al fracasar en sus propósitos quiso ver el mundo en llamas, Putin expresa la misma intención.

La mentira desconcertante

En su afán de lograr sus objetivos, podríamos catalogar a Putin de ultranacionalista fanático que, como bien lo definiría Fernando Savater, “ya ha asesinado en su interior a todos los que no piensan como él”. Para poder lograr sus planes imperiales utiliza el terrorismo como política de Estado, ocupando todos los espacios físicos y espirituales de la sociedad, alimentándose del miedo, imposibilitando el movimiento y la libertad de acción de los ciudadanos bajo su influencia. Esto último describe a Rusia atrapada en las garras de Putin.

No olvidemos que durante la vigencia del Pacto de Cooperación Germano-Soviético o Pacto Ribbentrop-Mólotov (1939), los nazis se inspiraron en Stalin y su régimen de terror. Esta unión permitió el intercambio de experiencias en métodos de espionaje y represión, así como el entrenamiento y buenas prácticas para la gerencia y manejo de los campos de concentración para disidentes del comunismo ruso, modelo que la Alemania nazi copiaría y perfeccionaría como una eficiente industria del exterminio, aniquilando en poco tiempo a 6 millones de judíos. Como militar y funcionario de la KGB durante la “guerra fría” Putin se formó en esos perversos protocolos que moldearían su visión de la política, de la sociedad y del mundo.

Según el historiador Jean-Pierre Le Goff (Vladimir Poutine pratique le “mensonge déconcertant” issu du communisme totalitaire. Le Figaro, 04.03.2022), el discurso de Putin nos confronta con otra forma de sinrazón. Está marcado por la “mentira desconcertante” derivada del comunismo totalitario. La grandeza de sus propósitos y la desvergonzada inversión entre el agresor y el agredido desestabilizan la razón y el sentido de la realidad. Es verdaderamente “el mundo al revés” en una ideología y propaganda donde lo blanco es negro, donde la guerra es paz, donde la agresión es sinónimo de “liberación de los pueblos”, esto es parte de un sistema de representaciones y creencias ideológicas, es la reescritura de un gran relato histórico del que (Putin) quiere ser a la vez heredero y nuevo héroe. Esta significación ideológica determina una relación con el mundo y un tipo de comportamiento desconectado de la realidad y difícil de desarraigar, sin embargo, las verdades históricas básicas son olvidadas o desdibujadas al mismo tiempo: el derrumbe de la URSS no se debió a una agresión sino a causas internas a un régimen que ya no aguantaba más y este derrumbe del comunismo no fue vivido como “la mayor catástrofe del siglo XX” por los pueblos sometidos al yugo soviético sino por el contrario como una liberación. La pertenencia a la OTAN responde a una legítima petición de protección para no revivir un día lo que estos países sufrieron por décadas. Desconocer estas verdades primarias o considerarlas de hecho como secundarias, equivale a desconocer la voluntad de estos pueblos. Es como si les dijeran que deberían tener cuidado de no ofender a su antiguo opresor y de no alejarse demasiado de él”.

edgar.cherubini@gmail.com

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La incertidumbre de las langostas https://www.elnacional.com/opinion/columnista/incertidumbre-las-langostas_219303/

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Coreogegos en Stuttgart

Sonia Sanoja y Gego, MAC, Caracas 1977. Fotografía José Luis Sanz. Fundación Sonia Sanoja-Alfredo Silva Estrada

Coreogegos en Stuttgart

Dos mujeres y un ideal estético

Edgar Cherubini Lecuna

Vamos a hablar de dos mujeres. La primera, esgrimiendo líneas va construyendo espacios fenoménicos a partir de polígonos virtuales, urdiendo un cosmos geométrico. La otra, crea mundos efímeros con cada gesto, con cada movimiento de su cuerpo profesa instantes de plenitud. Hace 45 años, esas dos mujeres coincidieron en busca de un ideal estético, así se gestó la coreografía Cuerdas, simple medida (Coreogego), de Sonia Sanoja, integrada a las esculturas de Gego. Esta original pieza de danza se escenifica de nuevo en el marco de la exposición Gego. The Architecture of an Artist, en el Kunstmuseum de Stuttgart, gracias a la estrecha colaboración con la Fundación Sonia Sanoja-Alfredo Silva Estrada, dirigida por Desirée Domec Sanoja. La reposición del montaje estará a cargo de la coreógrafa Claudia Capriles con la participación de la escuela John Crancko de Stuttgart.

La exposición Gego. The Architecture of an Artist, que inaugura este 18 de febrero, bajo la curaduría de Stefanie Reisinger, es el resultado de una investigación de 3 años sobre un conjunto de 100 obras ofrecidas en préstamo por la Fundación Gego al Kunstmuseum de Stuttgart.

FOTO No 3Sonia Sanoja, Coreogegos, MAC,1977. 

Después de culminar sus estudios de Ingeniería, mención Arquitectura en la Universidad de Stuttgart, Getrud Goldschmidt (1912-1994), mejor conocida como Gego, emigró a Venezuela en 1939, escapando de la Alemania nazi. A partir del año 1956, se dedica a la creación artística, iniciando un proceso de abstracción progresiva basada en la línea: “Líneas creadas ni de la realidad del ver, ni de la realidad del conocer”, afirmaba sobre sus percepciones. Desde 1969, Gego se concentra en la representación geométrica espacial de los sólidos platónicos, trabajando con materiales maleables conforma armonías colgadas del vacío con las que entreteje su cosmos personal.  Como escribe de ella Anne Louyot, “Armada sólo de una línea, Gego rompe e irrumpe, continúa y desvía, estira y hace temblar, explora el espacio sin conquistarlo. Ella inventa nuevos puntos de vista, nuevos enfoques, nuevos caminos en la inmensidad”.

Sonia Sanoja (Caracas, 1932-2017) es una figura emblemática de la danza contemporánea venezolana. Esta bailarina y coreógrafa, asumió la danza como una filosofía de vida. Autora de sesenta y seis obras que asombraron al público en los teatros de las principales capitales del mundo, sus originales e innovadoras coreografías y actuaciones la situaron en la vanguardia de la escena dancística internacional. Sus obras obedecen a elevadas valoraciones conceptuales y estéticas. En uno de sus libros, Duraciones visuales (1963), Sanoja habla de sus creaciones: “Son movimientos que el bailarín no puede ver, porque son sus propias visiones encarnándose en su propio cuerpo”. Los escenarios de los teatros limitaban los movimientos de rotación y traslación de ese planeta en órbita excéntrica, de allí que Sanoja integró sus ideas a la tendencia artística de la abstracción geométrica, concibiendo coreografías que escenificó en innovadores espacios arquitectónicos contemporáneos como la UCV de Villanueva y en exposiciones de artistas cinéticos como Soto y Gego, siendo estos algunos de los escenarios donde proyectó su expresiva fuerza vital. Cada una de las coreografías y ejecuciones de esta bailarina fueron catalogadas por la crítica internacional como pequeñas obras de arte.

Sobre la importancia del acontecimiento artístico en Stuttgart, que mencionamos al comienzo, tuve la oportunidad de conversar con Desirée Domec Sanoja, presidenta de la Fundación Sonia Sanoja-Alfredo Silva Estrada:

El arte funciona como un mediador entre la razón y la sensibilidad de un entorno histórico y social dado, de allí que el artista es por igual un producto de la sociedad donde vive, del orden y el caos de su tiempo. La coreografía Cuerdas, simple medida (Coreogego), fue creada y ejecutada por Sonia Sanoja durante la exposición Gego (1977), en los espacios del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, en un momento cumbre en que la cultura venezolana era reseña permanente en los medios internacionales. Después de 45 años, se escenifica en Stuttgart. Por favor háblenos de la historia de esta pieza coreográfica que conjuga la vanguardia del arte en Venezuela.

Hablar de esta pieza es hablar de la amistad entre Sonia y Gego, allí está la génesis de todo. El vínculo entre estas creadoras es de larga data y según palabras de la misma Sonia “se fundamentó en la mutua comprensión de sus ideales estéticos”. Sabemos que Sonia, Alfredo, Gego y Gerd Leufert se frecuentaban casi a diario, de ahí la profunda interacción intelectual y larga lista de colaboraciones entre ambas parejas.

En una entrevista que hiciera Teresa Alvarenga a Sonia en 1977 (publicada en ICAA), Sonia traza el nacimiento de los Coreogegos, en casa de Gego: “Nunca olvidaré que fueron Gego y Gerd los dos amigos que quizás mayor estímulo me dieron para afrontar esa modalidad poco frecuente en la danza, contemporánea: presentar sola en escena un espectáculo completo. Fue precisamente en el patio de la casa de Gego y Gerd, donde yo ensayaba, ante un pequeño grupo de amigos, mis primeros programas cómo solista. Recuerdo que Gego, desde la planta alta, a través de una de sus esculturas, ensayó una iluminación para una de las coreografías y resultó todo un hallazgo…Comprenderás entonces por qué digo hoy que estas Coreogegos vienen de muy lejos. Han nacido de amor por una obra que, en una forma u otra, siempre he sentido muy cerca de la mía”.

La primera presentación de los Coreogegos se escenificó en la inauguración de la primera exposición de Gego en el MAC de Caracas en 1977. En ese entonces Sonia Sanoja ejecutó una serie de coreografías cortas en las cuales ella interactuaba con las esculturas de Gego. Ha juzgar por el registro fotográfico de la época, fueron 3 piezas y 3 piezas musicales diferentes, a cargo de Vladimir Ussachevsky, Iannis Ioannidis y Alfredo del Mónaco, pioneros de la música electrónica. En 1978, Sonia Sanoja presenta Cuerdas Simple Medida (Coreogegos), coreografía basada en una de las piezas que presentara en el MAC, ejecutando su danza con el traje de cuerdas, un hito de la abstracción en la danza contemporánea. La coreografía se inicia con un fragmento del texto poético Variaciones sobre Reticuláreas: Homenaje a Gego, perteneciente a Alfredo Silva Estrada, acompañado de una composición del músico venezolano Alfredo del Mónaco.

Sonia Sanoja, como coreógrafa y a la vez intérprete de sus creaciones, embutida en una malla negra, prefería ambientes abstractos para sus realizaciones. En Coreogegos, eligió revestirse de cuerdas para crear redes espaciales como los tejidos de Gego. Tengo entendido que usted aportó para esta reposición el traje que originalmente utilizó Sanoja hace 45 años.

Ciertamente, el traje original de Sonia Sanoja ha sido incluido en la curaduría. Fue realmente muy emocionante verlo transformado en objeto museístico, siendo examinado por conservadores de textiles y su preparación para integrarlo al montaje. Que la obra de Sonia sea presentada en un museo revela la trascendencia de su obra hacia otras disciplinas, un tema del que se ha escrito poco. La curaduría de dicha exposición incluye el traje original de Sonia, una serie de fotografías y la reposición del montaje coreográfico dirigido por Claudia Capriles.

La troupe que ejecutará Cuerdas, simple medida (Coreogego), dirigida por Claudia Capriles, está compuesta por bailarines de la escuela John Crancko, fundada por quien fue el afamado director del Ballet de Stuttgart. Dicha escuela está catalogada como una de las más prestigiosas del mundo. Me gustaría conocer cómo se produjo esa integración de talentos.

La participación de la Escuela John Crancko nos honra y se logró gracias al puente creado por el Kunstmuseum para realzar esta exposición. Por tratarse de una escuela, el pensum permitió presentar un seminario teórico y práctico sobre Sonia Sanoja a cargo de la coreógrafa Claudia Capriles. Luego del seminario, Claudia realizó una audición a los estudiantes interesados en participar en el montaje, lo cual fue una experiencia artística y pedagógica muy importante. Entre los estudiantes seleccionados para la audición estaban chicos y chicas de varias nacionalidades y con gran curiosidad por experimentar otras técnicas coreográficas. Estimo que, siguiendo el legado de la “Maestra”, cómo la llamaban cariñosamente sus alumnos en Venezuela, Sonia hubiera apreciado mucho que su obra brinde hoy una oportunidad a jóvenes bailarines de otras latitudes para iniciarse en el mundo de la danza contemporánea.

FOTO No 7 copyDesirée Domec Sanoja, Stuttgart, 2022

Cuál ha sido el papel de su fundación y cómo se logró insertar dicho montaje en esta exposición.

La propuesta de incluir el montaje en el proyecto de exposición es iniciativa de la curadora Stefanie Reisinger. Ella nos contactó y a la vez nosotros a Claudia Capriles quien trabajó con Sonia en el montaje de Cuerdas, Simple Medida (Coreogego) en el 2010, en el marco del programa Visionarios. Precursores de la Danza Contemporánea en Venezuela, creado por Carlos Paolillo. Dicho montaje se repitió en el 2012 para la exposición Gego, obra abierta. Testimonios y Vigencia en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas para el centenario del nacimiento de Gego por solicitud de la curadora Fabiola Arroyo. Estas experiencias fueron claves para Claudia Capriles quien trabajó junto con Sonia dirigiendo a jóvenes bailarinas para los montajes del 2010 y 2012. Esta transmisión de conocimiento es fundamental para poder reconstruir la metodología, técnica, conceptos y filosofía que usó Sonia Sanoja para crear sus piezas. Por ello la Fundación invitó a Claudia Capriles a dirigir este montaje dado el profundo conocimiento de la obra y experiencia cómo directora de la mano de la propia Sonia. También en octubre pasado viajé a Caracas con Stefanie Reinsinger para acompañarla en una visita de investigación en los archivos de la Fundación Gego y la Fundación Sanoja – Silva Estrada. Este viaje fue tremendamente productivo del que surgirán otros proyectos a mediano plazo.

Otro evento importante que tendrá lugar en el marco de la exposición es un concierto de música electrónica de la Orquesta de la Opera de Stuttgart cuyo repertorio incluye piezas de Alfredo del Mónaco y Iannis Ioannidis. Esta noticia nos es sumamente grata ya que pone en manifiesto el interés de la dirección artística de la Orquesta en la selección de músicos de vanguardia con los que trabajó Sonia.

Háblenos de la fundación que usted dirige y de su misión en la preservación y difusión del legado de estas destacadas figuras de la cultura venezolana. Además de la participación en esta exposición en el Kunstmuseum de Stuttgart, qué otros proyectos tienen en agenda.

La Fundación está dedicada a la preservación y divulgación del pensamiento, obras y propuestas de vanguardia de Sonia Sanoja y Alfredo Silva Estrada, en los ámbitos de la danza y la poesía respectivamente. Una de mis metas es la de brindar al público en general la posibilidad de redescubrir la obra y legado vanguardista de ambos creadores y que puedan servir como fuente de inspiración para aquellos que consideran la poesía y en la danza como valiosas expresiones estéticas contemporáneas.

En el 2022, espero podamos dar inicio al proyecto de catalogación y digitalización de los archivos de la fundación, para así, incentivar la utilización de la documentación impresa y audiovisual contenida en esos archivos y en nuestra biblioteca para la investigación de críticos, periodistas, estudiantes, curadores, así como para su exhibición y divulgación. Gracias a la labor de un equipo de profesionales en museología en Caracas, desarrollamos una propuesta de conceptualización de dicha colección, ya que se trata de una muy amplia y diversa documentación audiovisual e impresa sobre Sonia y Alfredo. El proyecto está listo, solo nos toca conseguir un donante que aporte los fondos. Igualmente queremos relanzar nuestro sello editorial Vertiente Continua con una antología de las reflexiones filosóficas de Sonia Sanoja. En el ámbito creativo, esperamos estrenar un montaje coreográfico en Caracas a propósito del centenario del nacimiento de Grishka Holguin.

Otro proyecto en el que actualmente trabajo, gracias a nuestros archivos, es el de crear una serie de podcasts con el programa radial Homenajes, que condujo Alfredo Silva Estrada por más de dos décadas. Este programa fue un hito en la historia radial y lamentablemente no existe rastro de ello en los archivos de la Radio Nacional de Venezuela.

Un proyecto que para mi es de suma importancia es la creación de un programa de becas, de intercambios y apoyo a la formación para bailarines venezolanos, atendiendo así las inquietudes de los bailarines en Venezuela, para mi es una prioridad. No olvidemos que Sonia, la bailarina, poeta y filósofa, fue en los últimos años de su vida, “La Maestra”, una referencia para muchos jóvenes bailarines a quienes ella a su vez acompañó y estimuló, por lo tanto, desde la fundación quiero retomar ese acompañamiento y crear puentes con centros de formación y creación coreográfica en diversos países.

Al escucharla y percibir su entusiasmo por la preservación de su legado familiar, hay una frase de la poeta y filósofa española, Chantal Maillard que usted me hace evocar, dice así: “Construimos la inmortalidad con aquello que nos rodea y nos acompaña. Un objeto familiar es una parcela de inmortalidad. Cobijados por lo familiar, evitamos la sensación de estar perdiendo pie”. En un país donde se empeñan en borrar la historia y los rastros de hombres y mujeres notables, que abandona y cierra las puertas del que fue uno de los museos más importantes del continente, ese mismo donde Gego expuso su obra e inspiró la coreografía de Sonia Sanoja que hoy aclamarán en el museo de Stuttgart, la labor que usted realiza con su fundación es vital para que el país del arte se mantenga en pie.

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Francia retira sus tropas de “Africanistán” 

Comandos franceses tras la toma de Tumbuctú (2013) 

 “Africanistán” fue el título que utilicé en un artículo sobre la intervención francesa en Mali que escribí en 2013, en clara analogía con el empantanamiento que comenzaba a experimentar EE. UU. en Afganistán, del que ya conocemos su final y que desafortunadamente le está ocurriendo lo mismo hoy a Francia en África Occidental. La retirada forzosa de las fuerzas militares francesas de Mali se debe a la presión de los militares corruptos que dieron un golpe de Estado en ese país del Sahel y que están en clara alianza con Rusia. La llegada a ese país de fuerzas mercenarias rusas denominadas “Wagner”, prestas a ocupar posiciones en la región del Sahel, es un nuevo episodio que demuestra que “los tipos malos están ganando” (Anne Appelbaum dixit) mientras las democracias del planeta continúan sin reaccionar ante las arremetidas globales de los enemigos de occidente.

Francia retira sus tropas de “Africanistán” 

Edgar Cherubini Lecuna

Desde hace varios días las noticias hablan de la retirada forzosa de las fuerzas militares francesas de Mali y la llegada a ese país de fuerzas mercenarias rusas, prestas a ocupar posiciones en la región del Sahel. No soy un entendido en geopolítica, pero eso no impide que me mantenga atento a lo que sucede en el mundo para poder entender los acontecimientos y opinar sobre hechos preocupantes. Hoy me dispongo a esbozar lo que ocurre en África Occidental y parte del Magreb desde 2009, compilando algunos artículos sobre el tema que he escrito desde esa fecha, destacando que en uno de ellos se cita un informe de inteligencia de la UNODC, que involucra a Venezuela en la crisis que vive esa región del África Occidental.

En marzo de 2012, el Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA), principal grupo Touareg del norte de Mali, proclamó la independencia de esa región reclamando reivindicaciones ancestrales (ver link al final). Aprovechando esta coyuntura y el descabezamiento del régimen maliense por un golpe militar, grupos salafistas encabezados por el Al-Quaida au Maghreb Islamique (AQMI), se hicieron fuertes en esos territorios, en franca alianza con bandas armadas provenientes de Níger, Sudan y de Libia, asociados con traficantes de armas y drogas. Entre dichas organizaciones destacan el Ansar Dine d’Iyag Ag Galy (ADIG), el Frente de Liberación Nacional de Azawad (FLNA), la secta fanática nigeriana Boko Haram y el Movimiento por la Unidad del Jihad africano (MUJAO), todos bajo el liderazgo del AQMI, ocupando en su avance poblados y ciudades importantes como Kidal, Tombuctú y Gao. Dichos grupos se movilizan desde 2009 por el desierto del Sahel, vasto espacio geoestratégico que bordea los límites de Mali, Níger, Burkina-Fasso, Mauritania, Tchad, Senegal, Guinea, Nigeria, Libia y Argelia. 

Tres años antes, el 2 de noviembre de 2009, en esa misma zona, un Boeing 727 realizó su cuarto y último aterrizaje en una pista en pleno desierto, presumiblemente cargado con 10 toneladas de cocaína, armas, pertrechos militares, remesas de dólares y personas no identificadas. Por la capacidad de carga de dicha aeronave, el valor del cargamento de droga se estimó en ese entonces en más de 300 millones de euros. Se presume que dicho envío tenía la finalidad de abastecer a los grupos terroristas islámicos que operan en esa región, así como utilizar sus rutas secretas para transportar la droga hacia el Mediterráneo y Europa. Según el responsable regional de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), Alexandre Schmidt, en declaraciones ofrecidas el 16.11.2009 a las agencias internacionales de noticias, “El Boeing de carga partió de Venezuela y aterrizó en una pista improvisada a 15 km de Gao, al Noreste de Mali. El avión fue incendiado para hacer desaparecer cualquier rastro, pero en la investigación se obtuvieron los números de registro. No se sabe desde hace cuánto tiempo se hace este tipo de vuelos”, precisó Schmidt. La Embajada de Estados Unidos en Bamako, a su vez, habló de un puente aéreo, ya que informó que ese año hubo otros cuatro aterrizajes similares en la misma zona. 

La vasta operación militar llevada a cabo en el norte de Mali por los terroristas islámicos con la participación de miles de combatientes, a todas luces implicó una estrategia global, una logística y un apoyo financiero de grandes dimensiones. Los indicios que presentó en su momento la UNODC involucran a organizaciones narcoterroristas como las FARC en las misiones aéreas de transporte de drogas antes mencionadas e indican que se utilizó a Venezuela como el país de donde decolaron. En ese momento surgieron varios interrogantes: ¿Cómo un avión de tales dimensiones, transportando toneladas de cocaína, armas y pertrechos y la logística que implica, pudo despegar de aeropuertos venezolanos bajo vigilancia militar? ¿Quién está detrás de estas operaciones de subversión y desestabilización en progreso en África Occidental? ¿Cuál es el papel que juegan Venezuela, Rusia, Cuba, Irán? En los años setenta, en plena Guerra Fría, el ejército expedicionario cubano intervino en varios países africanos con una estrategia y logística consideradas como “modelos” en muchas escuelas militares. Al manejar a su antojo los hilos del poder y de importantes recursos en Venezuela, surgen diversas preguntas: ¿Cuál era y sigue siendo el interés del régimen chavista en África occidental? ¿Estaría Cuba involucrando a sus títeres criollos en África, esta vez en alianza con organizaciones terroristas islámicas? ¿Es que esta logística está incluida en los acuerdos que firmó Chávez (Venezuela a instancias de Cuba) con Rusia, Irán, Hamas y Hezbollah? Las alianzas perversas de este régimen lo convierten en la principal fuente de conjeturas. 

Alarmados por la unificación de los grupos terroristas en Mali, el gobierno de transición del presidente Dioncounda Traoré, pidió ayuda a Francia. Las tropas francesas incursionaron en Mali el 11 de enero de 2013 (Opération Serval). Asumiendo el riesgo de un empantanamiento en “Africanistán” -analogía con Afganistán que utilicé en esa fecha para describir lo que estaba ocurriendo en África Occidental-, Francia comenzó una ofensiva contra los grupos armados que ocuparon la región norte de ese país. En febrero, Tombuctú fue liberada luego de un año de violencia y feroz imposición de la Sharia en esa y otras las ciudades tomadas por los terroristas islámicos. Fue una operación excepcional de comandos franceses que, luego de consolidar posiciones, fueron cedidas a la armada maliense y a la Misión Internacional Africana (MISMA), coordinada por la Comunidad Económica de Estados Africanos del Oeste (CEDAO) y apoyada por la ONU. 

Un comando francés en un pueblo al norte de Mali

En 2014, la intervención recibe el nombre de Opération Barkhane al aliarse con otros cinco países vecinos y recibir apoyo de fuerzas especiales de Inglaterra, Dinamarca, España, Estonia y la República Checa, aparte de los drones de reconocimiento aportados por el ejército americano.  

Después de nueve años de intervención y de feroces combates contra los grupos terroristas enquistados en el Sahel, el lunes 31 de enero de 2022, la nueva junta militar que gobierna en Mali desde el golpe de Estado ejecutado en mayo de 2021, expulsó al embajador de Francia y exigió la retirada de suelo maliense de los comandos franceses y europeos, mientras daban la bienvenida a las fuerzas militares rusas. Desde hace varias semanas es notorio el despliegue en Malí de mercenarios rusos de la compañía Wagner.  

Emmanuel Macron ya había anunciado en 2021 un reajuste de la presencia militar francesa en el Sahel y dio inició a la reducción del número de efectivos en las bases ubicadas en el norte del país, en medio de la lucha contra los grupos terroristas: «Cuando luchamos contra el terrorismo sobre el terreno, con éxito, con líderes terroristas que han sido neutralizados por nuestros ejércitos en los últimos años, también protegemos a nuestro país, también protegemos a los franceses y, por lo tanto, debemos seguir haciéndolo», señaló el gobierno francés en los primeros días de febrero. Sin embargo, dada la crítica situación, es probable que se inicie una retirada forzosa de Malí, lo que significaría no solo un duro fracaso para Francia, sino un revés en la lucha contra el terrorismo. La retirada de los soldados franceses no puede pasar por Níger, ni por Burkina Faso y tampoco por Guinea, ya que estos dos últimos países acaban de sufrir sendos golpes de Estado y en suelo maliense la junta militar está instigado a la población contra ellos. Lo cierto es que parte de la región ha caído en manos de militares corruptos vinculados con Rusia. 

Mercenarios rusos de Wagner en Mali (2022)

Mali, excolonia francesa, que obtuvo su independencia en 1960, tiene una población de 20 millones de habitantes atomizados en 20 etnias, muchas de ellas en conflicto permanente. Siendo pobre y desértico, es el cuarto país africano con las mayores reservas de oro, uranio, litio, bauxita, hierro, cobre, níquel, fosfato, manganeso y otros minerales en el subsuelo. Las reservas de oro y uranio son parte de las razones por las que. Rusia está desplegando sus fuerzas mercenarias de ocupación conocidas como Wagner, en contubernio con los militares corruptos de Mali. En relación con la presencia militar rusa en Mali, la junta militar ha declarado que son “instructores para asesorar y entrenar a los militares malienses en el uso de equipos bélicos adquiridos a Rusia”. El ejército ruso estaba ya brindando asistencia técnica después de la entrega el año pasado de helicópteros Mi-17 y de otros helicópteros de combate rusos Mi-35, entregados en 2017 y 2018. Está claro que Wagner es la punta de lanza de la penetración rusa en ese país. El caos provocado antecede a la ocupación militar de sus mercenarios en las zonas donde existen reservas de oro y minerales estratégicos ¿Acaso no es el mismo guion aplicado en Venezuela? Ante este panorama, surgen más interrogantes y conjeturas sobre el destino de esta región y me hacen recordar el refrán que dice “…Piensa mal y acertarás”. 

Ver también: https://ideasdebabel.wordpress.com/2012/04/17/francia-ante-los-tuaregs-rebelion-en-el-pais-que-no-puedes-encontrar-por-edgar-cherubini-lecuna/

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Venezuela convertida en una miserable trinchera de Rusia y Cuba

Venezuela convertida en una miserable trinchera de Rusia y Cuba

Edgar Cherubini Lecuna

Pensando en voz alta, comparto la preocupación de muchos ciudadanos sobre la deriva de la crisis que vive Venezuela hacia una de mayor amplitud. El juego geopolítico de Rusia, monitoreado desde Cuba, dimensiona el conflicto no solo a nivel regional, sino a una esfera internacional, enfrentando de hecho a dos potencias: USA y Rusia en este tablero, debido a la presencia y actuación militar rusa en territorio venezolano. No son “fanfarronadas” las declaraciones del vicecanciller ruso Sergei Ryabkov, quien, en el marco de las conversaciones en Viena, afirmó que “no confirmaría ni excluiría” la posibilidad de que Rusia pueda enviar activos militares a Cuba y Venezuela si las conversaciones fracasan y aumenta la presión de Estados Unidos sobre Rusia. La Unión Europea (UE) y los Estados Unidos acusan a Rusia de preparar un ataque contra Ucrania, aliado de Occidente. Rusia responde acusando a la OTAN de desarrollar actividades hostiles cerca de sus fronteras y reclamando garantías de seguridad jurídicas a Estados Unidos y la Alianza Atlántica.

De la declaración de Rusia se desprenden los siguientes argumentos:

  1. Se comprueba la autoridad política que ejerce Rusia y Cuba en Venezuela, al disponer a discreción el uso del territorio nacional como base de operaciones militares contra Estados Unidos y sus aliados en la región.
  2. La sumisión del régimen de Maduro a los planes y estrategias geopolíticas de Rusia y Cuba. La presencia militar rusa en Venezuela y el despliegue de armamento de alta tecnología es un hecho comprobado desde el año 2004.
  3. La indolencia de los gobiernos democráticos de América y Europa que continúan tolerando la desestabilización de las democracias regionales y la implantación de Estados criminales promovidos por Cuba y Venezuela.

Esta situación se ve agravada con la reedición de la era Maisto y su deslucida frase sobre Chávez : “No hagas caso a lo que dice sino a lo que hace” (¡…lo hizo!), al calificar el gobierno norteamericano de “fanfarronadas” las amenazas en ciernes, tal y como se expresó Jake Sullivan, el asesor de Seguridad Nacional del presidente estadounidense Joe Biden, para después agregar en forma timorata que su país respondería de forma “decisiva” si Rusia realiza tal despliegue militar en Venezuela o en Cuba. Respondiendo a la reacción de Estados Unidos y del presidente Interino Juan Guaidó a las declaraciones del Vicecanciller ruso, el ministro de la defensa, Gral. Vladimir Padrino (@vladimirpadrino), con su habitual arrogancia twitteó: “No asombra ver a la vil vocería de la antipatria hablar de soberanía nacional después de rogar intervención militar y sanciones contra Venezuela, cuando Rusia asoma la posibilidad de profundizar las relaciones de cooperación militar de nuestras naciones, las cuales YA EXISTEN”. (mayúsculas en el Twitt).

Es necesario recordar que el arribo a Venezuela de fuerzas militares rusas data de 2004, en el marco de acuerdos de asistencia técnica para el entrenamiento y manejo del sofisticado armamento que Chávez adquirió en ese entonces, convirtiéndose con los años en una misión interventora que, según lo declarara el propio gobierno ruso, “permanecerá allí por el tiempo que sea necesario”. En 2004, Rusia dotó al régimen de una flota de aviones de caza Sukhoi; el sistema de misiles de defensa antiaérea: S-300; helicópteros de ataque; tanques de guerra; vehículos de combate para infantería; sistemas portátiles de misiles de corto, mediano y largo alcance; 160.000 fusiles de asalto Kalashnikov de última generación (Existe una fábrica de fusiles AK y municiones instalada en Aragua); 6.000 fusiles Dragunov de largo alcance (1 Km) para francotiradores; lanzacohetes portátiles anti tanques y anti helicópteros, entre otros armamentos de gran movilidad y poder de fuego.

Venezuela se ha convertido en el primer aliado estratégico de Rusia en el continente americano. Desde 2008 y en dos oportunidades el país ha sido el teatro de maniobras aéreas y navales combinadas realizadas por las armadas de Rusia y Venezuela, incluyendo la participación de bombarderos nucleares TU-160 que han aterrizado en varias oportunidades en el aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía. Vale la pena apuntar que el sistema de misiles de defensa antiaérea de largo alcance: S-300, que los rusos han instalado en Venezuela, es el más avanzado de América Latina y el Caribe. Esto ha venido sucediendo ante la mirada impasible de los Estados Unidos y de los gobiernos democráticos de la región. Desde el 2018 se ha constatado la presencia (en Caracas y estado Bolívar) de contingentes de Spetsnaz Alfa o fuerzas especiales rusas provenientes de Siria con previa escala en Cuba antes de arribar al país. 

Para Venezuela y los países de la región se ciernen riesgos inminentes: el primero sería el verse involucrados en un conflicto geopolítico mundial, debido la intención de Rusia de incluir a Venezuela en sus planes de dotación de bases de apoyo y despliegue militar a nivel internacional. El segundo y más peligroso e inminente es el de la precipitación acelerada del país hacia un “Estado fallido” (pensamos que ya lo es), provocando que esos armamentos livianos y portátiles terminen en las manos de las organizaciones narcoterroristas, de los paramilitares y escuadrones de exterminio aliados con bandas hamponiles que hacen vida en el territorio venezolano amparadas por el régimen y que en alianza con grupos armados se han distribuido el territorio nacional para proteger sus negocios criminales.

A ninguno de los factores locales y foráneos antes mencionados les conviene el restablecimiento de la democracia en Venezuela, por el contrario, tienen la orden de impedir la hoja de ruta trazada por Guaidó y la Asamblea Nacional. Por eso, se hace necesario transmitir a la opinión pública internacional que ésta no es una dictadura militar como las que conoció Latinoamérica en el pasado, sino que se trata de un cartel criminal que está ejerciendo las funciones de gobierno con apoyo de militares, organizaciones criminales, narcoterroristas y rogue states (Rusia, Irán, Cuba), expoliando las riquezas que aún quedan de una nación en ruinas y que, de haber una transición democrática, Cuba continuará alimentando focos de subversión en Venezuela y países vecinos. Con justificada razón, Luis Almagro se refiere al régimen de Maduro como una “dictadura usurpadora” con una ‘dinámica de management’ dictatorial muy cubano, mezclado con el crimen organizado”. 

La cancillería del gobierno legítimo debe lograr la unión con las cancillerías democráticas del continente para hacer un llamado urgente a la opinión pública internacional y a los gobiernos democráticos del mundo, acerca de la muy peligrosa deriva de la crisis venezolana y cómo la cesión de soberanía territorial por el régimen de Nicolás Maduro a países forajidos como Rusia y Cuba, así como a organizaciones criminales que ya controlan parte del territorio, comprometen el futuro de los venezolanos y la paz de la región. La tolerancia tiene un límite.

No hace falta ser un experto para entender que el desenlace de una crisis política es el momento más delicado y de mayor suspenso en relación con los actores, los tiempos y las decisiones. Es usual que en un “momento de desenlace” se den situaciones inesperadas y si no se está preparado pueden resultar inmanejables o convertirse en una oportunidad perdida e irrepetible.

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El símbolo invertido devora al portador

Bandera del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiter Partei) conocido coloquialmente como Partido Nazi.

El símbolo invertido devora al portador

Edgar Cherubini Lecuna

Para Carl Jung, el símbolo implica algo desconocido u oculto. Un símbolo puede dar forma a lo que no tiene forma, pudiendo así materializar lo que antes era solo sensaciones, ideas, intuiciones, creencias o valores. Los símbolos activan las «resonancias» en el interior del individuo. Cuando la mente se propone explorar un símbolo, llega a ideas que van más allá de lo que nuestra razón puede captar, son “potenciales energéticos psíquicos” constitutivos de toda actividad humana. (C.G. Jung, El hombre y sus símbolos, 1964). Los símbolos tienen repercusiones insospechadas en la psiquis de un individuo, de un grupo o de una sociedad. De allí, que la prudencia enseña a no desvirtuarlos.

Sin entrar en el análisis del surgimiento de los mitos colectivos y de aquellos que en su nombre los utilizan, pero sí en el terreno de las analogías políticas, ésta en particular que abordo a continuación, presenta rasgos interesantes por el uso esotérico de los símbolos para el empoderamiento de un caudillo, en este caso, el de Hitler y el nazismo.

Desde sus inicios, el nazismo estuvo plagado de ideas esotéricas. Michel Tournier, narra la jornada trágica en que terminó la conspiración e intento de golpe de estado de 1923, en la que Hitler conservó la bandera estampada con la cruz gamada, empapada en la sangre de los caídos (die Blutfahne) y que, a partir de 1933, era exhibida dos veces al año para celebrar el fracasado golpe de estado con una marcha sobre la Feldherrnhalle de Munich, pero sobre todo en septiembre en ocasión del Reichsparteitag de Nuremberg que constituía la cúspide del ritual de masas del partido nazi. En una tribuna en forma de altar, frente a decenas e miles de vehemente seguidores que colmaban el templo virtual que conformaban las columnas de luz de 150 reflectores apuntando al cielo, el visionario del futuro “Hombre Nuevo” y de una “nueva raza de superhombres”, el gran oficiante de ese culto, actuaba ceremoniosamente: “Cual semental que fecundase a una sucesión indefinida de hembras, la Blutfahne era puesta en contacto con los nuevos estandartes que aspiraban a la inseminación del Führer. El gesto del Führer, dando cumplimiento al rito nupcial de las banderas, es el mismo del reproductor guiando con su mano la verga del toro en la vía vaginal de la vaca” (Le roi des aulnes, Paris, Gallimard, 1970).

El tema recurrente del discurso de Hitler versaba sobre “el mandato que había recibido del pueblo, para sacarlo de su esclavitud y liberarlo”, la “defensa de la Sangre y de la Tierra” (Blut und Boden), idea representada por los colores rojo y negro de la bandera nazi, así como la voluntad de “una Alemania sólo para los verdaderos alemanes”, ya que los que no eran nazis, eran considerados alimañas, gusanos, piojos, escoria que deberían ser aniquilados. Para cumplir con ese propósito, la gnosis nazi se alimentó de toda una suerte de símbolos ancestrales y héroes de un pasado mitológico, así como de elementos sincretistas inspirados en diversas religiones y creencias.

Entre otras inclinaciones providenciales, Hitler se creía ungido de poderes sobrenaturales, de allí que ordenara a Himmler la creación de la Ahnenerbe o secretaría para estudios de ocultismo, encargada de localizar y traer a Alemania reliquias y talismanes como las Calaveras de Cristal de los Mayas, la Piedra del Destino o la Roca de Jacob (actualmente en la abadía de Westminster en Inglaterra y usada en la coronación de los reyes), la Lanza de Longinos (Viena), el Santo Grial (Francia) y el Arca de la Alianza (Israel), para empoderar al Führer y a su “mandato de mil años”. Para satisfacer el delirio de Hitler y sus SS, Himmler creó en febrero de 1935, un importante centro esotérico ubicado en el castillo triangular de Wewelsburg, concebido como el lugar propicio para el establecimiento de lo que luego sería conocida como la “Orden Negra” u “Orden de la Muerte”, que adoptó como insignia la calavera sobre unos huesos cruzados (Totenkopf) y un extraño culto ceremonial a la muerte para la iniciación de sus integrantes. El punto central de las edificaciones de Wewelsburg sería el Obergruppenführersaal, lugar donde se levantaban trece plataformas en torno a una mesa tallada en piedra bajo una bóveda que lucía una esvástica. Directamente debajo de ésta se encontraba una especie de templo llamado el “vestíbulo de los muertos”, lugar donde se conservaban los restos de antiguos héroes, utilizado para la realización de rituales y sesiones de magia negra, sirviendo a la vez de escenario para la iniciación de los escogidos. Entre las muchas ideas que surgieron de ese “templo”, la más demencial fue la del genocidio de seis millones de judíos. Según Francis King, “la política de Hitler se correspondió con el comportamiento de un ser necrófilo que ha pactado con los poderes del más allá. La esencia de ese pacto es la muerte y se expresa en la perversidad, la sangre y la destrucción” (Satan and Swastika: The Occult and the Nazi Party, 1976).

En el misticismo hindú y de otras culturas protoeuropeas, la cruz gamada sinistral o rotando hacia la izquierda, “Swástica” en sánscrito, es un positivo y poderoso símbolo solar, eje del mundo y de la regeneración perpetua la vida.

Los símbolos que emplearon los nazis para la destrucción del viejo orden y la instalación a perpetuidad del III Reich, se revirtieron contra ellos mismos. La cruz gamada, “Swástica” en sánscrito, era un positivo y poderoso símbolo solar, eje del mundo y de la vida del misticismo hindú y de otras culturas protoeuropeas, pero al ser copiada por los ideólogos del esoterismo nazi, fue adulterada deliberadamente al cambiar de dirección la rotación de los brazos, transformándola en un símbolo de destrucción y muerte. El Führer quien, a la vez, encarnaba al Pueblo, al Estado y el Partido Nazi, vivió su propio fin entre los escombros incendiados de la otrora poderosa Alemania, suicidándose en un oscuro bunker, dejando tras de sí un continente destruido y millones de muertos.

Salvando las distancias y los personajes, es imposible no aludir a lo ocurrido en Venezuela con la implantación del Socialismo del Siglo XXI. La pretendida refundación del país emprendida por Chávez se inició con la transformación de la historia y de los símbolos patrios.

Escudo de Venezuela (original)
Escudo modificado por Chávez

No contento con cambiarle el nombre al país, modificó la bandera y al escudo nacional le invirtieron la dirección hacia donde el caballo allí estampado solía cabalgar. Transformaron el rostro de Simón Bolívar en un zambo a imagen y semejanza suya. Chávez en persona dirigió la profanación del sarcófago del Libertador para utilizar sus huesos en rituales de empoderamiento de la santería cubana. La retórica genocida y necrófila que impuso con el “Patria, Socialismo o Muerte”, se convirtió en la política criminal de Estado que desde entonces flagela a los venezolanos. La espada libertadora de Bolívar fue mancillada al ser ofrendada a dictadores, terroristas y genocidas de toda calaña. En vez de marchar hacia el futuro, el bravío alazán del emblema patrio comenzó una cabalgata a la inversa, hacia un pasado violento y tenebroso. De las cornucopias del escudo dejaron de brotar los frutos de la tierra, dando paso a la ruina y a la penuria que, desde entonces, reinan sobre la patria. Con la inversión de los símbolos patrios comenzó la decadencia del país. Al mismo Chávez lo alcanzó una muerte temprana, dolorosa e inesperada. Según Tournier, “hay un pavoroso momento en que el símbolo invertido y ultrajado, se convierte en demonio y devora al portador”.

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La apoteosis de la línea

Carlos Cruz-Diez, Environnement Chromointerférent (1974/2016), exposición “Inter Lineas”, La Patinoire Royale – Galerie Valérie Bach, Bruselas, Bélgica, 2021-2022. Foto: Atelier Cruz-Diez París / Louise Mambi © Carlos Cruz-Diez / Bridgeman Images 2021

La apoteosis de la línea

Edgar Cherubini Lecuna

Una verdadera apoteosis de la línea, eso fue lo que experimenté al incursionar en la sorprendente Environnement Chromointerférent,de Carlos Cruz-Diez, en la exposición que bajo el título Inter Lineas presenta actualmente La Patinoire Royal-Galerie Valérie Bach en Bruselas. Pero antes de comentar sobre dicha exposición y para tratar de comprender dicha obra, voy a realizar un breve repaso sobre el concepto de línea y su evolución en la tendencia de la abstracción geométrica, en especial el uso que hizo Cruz-Diez de ésta para demostrar que el color no existe como un hecho absoluto, sino que es un devenir, un acontecimiento inestable y efímero.

En geometría, una línea es una sucesión continua de puntos que se extienden de manera indefinida formando un trazado en un mismo plano. Siendo la forma de expresión más sencilla y pura que existe, algunos artistas profundizaron en su esencia. En su obra Composición en Rojo, Azul y Amarillo (1930), Piet Mondrian utiliza solamente líneas rectas y colores primarios para representar su mística percepción de la compleja estructura del universo. En sus estudios, Kandinsky reveló la dinámica del punto: “Para que este punto se mueva es necesario crear una tensión que le aportará movimiento” (Punto y línea sobre el plano, 1926). Sobre esto último, Naum Gabo y Antoine Pevsner, en su Realist Manifesto (1920), ya habían comprendido la relación entre dinámica y espacio inherente a la línea,: “Afirmamos que la línea solo tiene valor como dirección de las fuerzas estáticas y de sus ritmos en los objetos, la línea como pulsación en el espacio”. Línea, espacio, tiempo y movimiento nos remiten al concepto de “cinetismo” al que, por primera vez en el arte, Gabo y Pevsner hacen mención en dicho manifiesto: “Afirmamos que en las artes hay un elemento nuevo, los ritmos cinéticos, como formas básicas de nuestra percepción del tiempo real”.

Desde sus primeros experimentos sobre el comportamiento del color Carlos Cruz-Diez (1923-2019), logró efectos de post-imagen con gran precisión mediante la utilización de líneas. “La línea no es un elemento estético en mi trabajo, es el medio más eficaz que pude encontrar para multiplicar las zonas críticas de visión entre dos planos de color. Es así como puedo generar nuevas e inestables gamas cromáticas. Lo cual no impide que el resultado sea un hecho expresivo, comunicativo y sensible”.  Este artista emprendió una sistemática reflexión sobre la condición sustantiva del color, con la que se dedicó a escrutar la realidad que existe detrás del fenómeno cromático, hasta lograr transformar el plano estático de la pintura tradicional en colores dinámicos que surgen al espacio.

Con la obra Amarillo Aditivo (1959), Cruz-Diez demuestra que cuando dos líneas de color se tocan, se produce una zona perceptiva crítica y se crea una línea virtual más oscura en el punto de contacto. Esta línea virtual contribuye a la aparición de un tercer color que no existe en los pigmentos utilizados en el soporte. Ello es producto de la condición prospectiva del ojo, que, al moverse continuamente, superpone en sus límites los planos de color que provocan, en parte, la continua transformación del color. Partiendo de ese mismo concepto crea la Chromointerférence (1964), al experimentar sobre un Color Aditivo con dos planos superpuestos móviles con los que, mediante un movimiento mecánico o manual de un patrón de líneas sobre éste, producía un efecto muaré, logrando una segunda transformación que reveló colores no contenidos en el soporte. De esta forma, el artista logró fundir los colores, unos con otros, en una red lineal en movimiento que, gracias al efecto mutable del color como agente cinético adicional, surgieron colores que no estaban contenidos en la superficie. El observador se encuentra, por tanto, en presencia de una doble animación de una superficie que emana del color.  

Carlos Cruz-Diez, Environnement Chromointerférent (1974/2016), exposición “Inter Lineas”, La Patinoire Royale – Galerie Valérie Bach, Bruselas, Bélgica, 2021-2022. Foto: Atelier Cruz-Diez París / Louise Mambi © Carlos Cruz-Diez / Bridgeman Images 2021

A partir de esos hallazgos, este artista visionario concibe el Environnement Chromointerférent (1974/2016), que consiste en la proyección luminocinética de líneas y tramas que al desplazarse en el espacio producen gamas de color inesperadas e inexistentes en el ambiente, adelantándose en el tiempo a lo que hoy conocemos como experiencias inmersivas. Esta imponente ambientación de tramas lineares en constante movimiento, en las que el espectador se sumerge para experimentar el asombro, no es otra cosa que una auténtica apoteosis de la línea.  La proyección ‘luminocinética’ de módulos cromáticos lineares estáticos y móviles, hace que el cuerpo y la mente del espectador penetren en un universo paralelo, donde los puntos de referencia se modifican y los sentidos reinventan un espacio-tiempo distinto, pero igualmente real. La percepción de movimiento y estabilidad simultáneas, crean en el espacio una situación de inmaterialidad, de transfiguración y ambigüedad del color. En esta obra, la participación del espectador alcanza niveles de exaltación, ya que experimenta en vivo una realidad sensorial que se materializa de una manera particular en el entorno. Con cada nuevo espectador que se desplaza dentro de la ambientación, se reproduce el efecto de Cromointerferencia en la superficie de su cuerpo mientras se desplaza o contempla inmóvil el efecto, haciendo que un observador, a la vez, sea observado por otro, sintiéndose ambos actores y autores de la obra.  Según Matthieu Poirier quien fue el curador de la exposición Un Être flottant (Palais d’Iéna, Paris, 2016) donde se exhibió Environnement Chromointerférent: “Esta obra despliega una concepción singular de la abstracción, que se podría calificar de ‘Heracliteana’ (…Nunca te bañas dos veces en el mismo río), ya que el color no es un hecho consumado, inmóvil, sino una mutación ininterrumpida en el tiempo y el espacio real”.

Carlos Cruz-Diez, Environnement Chromointerférent (1974/2016), exposición “Inter Lineas”, La Patinoire Royale – Galerie Valérie Bach, Bruselas, Bélgica, 2021-2022. Foto: Atelier Cruz-Diez París / Louise Mambi © Carlos Cruz-Diez / Bridgeman Images 2021

Con una superficie de casi 3.000 m2, la Patinoire Royal-Galerie Valérie Bach en Bruselas, es uno de los espacios más grandes, en manos privadas, dedicado al arte contemporáneo en Europa. Construida en 1877, albergó originalmente una pista de patinaje, siendo renovada en 2015 convirtiéndola en lo que hoy en día es la sede de la galería donde actualmente se presenta la exposición Inter Lineas, abierta al público hasta enero de 2022. En el catálogo leemos lo que expresan Valérie Bach y Constantin Chariot: “El extraordinario efecto visual descubierto por Cruz-Diez, crea un verdadero ‘espejismo’, porque la mezcla retiniana de colores anida en realidad, ‘entre líneas’, en el ojo del espectador y es donde se produce realmente el efecto de interferencia cromática, sorprendente y desconcertante, cuando ese espectador advierte que algunas gamas de color percibidas, en realidad no existen”. Por lo tanto, sobre la obra de Cruz-Diez, podemos decir que se trata de “una revolución de la mirada sobre un fenómeno impalpable del color flotando en el espacio y, a la vez, entre el ojo y el cerebro, una experiencia dinámica de la elasticidad de nuestra percepción” (Poirier). La puesta en escena de esta sorprendente obra fue realizada por el ingenioso equipo de profesionales y técnicos del Atelier Cruz-Diez París, dirigido por Carlos Cruz-Diez Jr.

Carlos Cruz-Diez, Environnement Chromointerférent (1974/2016), exposición “Inter Lineas”, La Patinoire Royale – Galerie Valérie Bach, Bruselas, Bélgica, 2021-2022. Foto: Atelier Cruz-Diez París / Louise Mambi © Carlos Cruz-Diez / Bridgeman Images 2021

Según Maurice Merleau-Ponty, “El color es el lugar donde nuestro cerebro y el universo se encuentran” (L’Œil et l’Esprit, 1961). Este sublime concepto lo podríamos aplicar a los descubrimientos de Cruz-Diez, para quien el punto de partida de sus obras es el carácter sustantivo del color. Durante más de sesenta años desarrolló ocho investigaciones sobre el fenómeno cromático: Couleur Additive (1959), Physichromie (1959), Induction Chromatique (1963), Chromointerférence (1965), Transchromie (1965), Chromosaturation (1965), Chromoscope (1968) y Couleur dans l’espace (1993). Con sus hallazgos y propuestas, Cruz-Diez modificó los estables paradigmas que existían sobre el color, al disociarlo de la forma: “El color tiene un valor intrínseco que le permite afirmarse a sí mismo mediante sus comportamientos y ambivalencias. Mis ambientaciones cromáticas ayudan a que la persona recree la realidad de su entorno al abordar el fenómeno del color sin significados preestablecidos y sin anécdotas. Yo propongo: el color como una realidad efímera, autónoma y evolutiva. En mis obras el color está presentado como un acontecimiento en continua mutación que no necesita de la forma, desprovisto de toda simbología, sin tiempo pasado ni presente” (Reflexiones sobre el color, Ediciones Fundación Juan March, Madrid, España, 2009). La trascendencia de su obra, lo sitúan en el mundo del arte como uno de los más destacados pensadores del color del siglo XX.

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Berlín no era Jericó

El 9 de noviembre de 1989, hace 32 años, una multitud incontenible acaba a martillazos con 28 años de oprobio.
 

A martillazos contra el muro

Berlín no era Jericó

Edgar Cherubini Lecuna

Berlín no era Jericó. El Muro no cayó por el toque de trompetas hechas de cuernos de carneros. Los alemanes del Este acabaron con él a martillazos como una manera de descargar su indignación. ¿Qué sentían esos millones de personas encerradas dentro de los límites impuestos por un Estado totalitario, esclavizadas a un sistema miserable, sometidas por la violencia y la crueldad de una clase dominante poseedora de todos los privilegios, obediente de las órdenes de Moscú? El muro de Berlín (1961-1989), emplazado a lo largo de la frontera que demarcaba las “zonas de influencia”, creadas tras la ocupación por la alianza militar que derrotó al régimen nazi de Adolf Hitler. Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y la Unión Soviética dividieron el territorio alemán en cuatro zonas imponiendo su dominio sobre Alemania. Berlín quedó separada en dos pedazos, el Este quedó bajo el control de la República Democrática Alemana o RDA ocupada por la Unión Soviética, mientras que el lado Oeste estaba bajo la influencia de las potencias occidentales

El muro separaba por igual a Europa y al mundo. Fuera del universo estalinista de la Unión Soviética y de los países que sobrevivían a la asfixia dentro de la Cortina de Hierro, muchos se preguntaban hacia dónde conduciría esa aventura colectiva sin significación ni finalidad que pretendía hacer historia a costa de sacrificar la libertad del individuo, sin entender que existe una naturaleza humana y lo humano se caracteriza por la vida del espíritu que trasciende a la historia. Pierre Henri Simón lo resume así: “Arrollados por lo fatal, consideraron el mundo y la historia como irremediablemente absurdos, entregados no a una ley secreta de progreso, menos aún a los designios de una providencia, pero sí a la contingencia pura y al azar. Chocaban de frente, por doquiera, contra el muro de lo trágico, ¿pues qué otra cosa es lo trágico sino la sensación de una resistencia obscura e insensata contra la cual se rompe la fuerza de libertad y de razón que hay en el hombre?” (Proceso al Hombre, 1962).

La respuesta contundente surgió de una marea humana de hombres y mujeres que llegaron a los límites de la repugnancia a una doctrina que bajo el concepto de la búsqueda del Hombre Nuevo y otras manipulaciones del socialismo real, representaba a la historia como un movimiento de fuerzas independientes de la iniciativa humana, donde el individuo debería sacrificar su presente y su vida en función de un gobierno dirigido por patanes y cuyos dogmas había que obedecer aun siendo irracionales. El 9 de noviembre de 1989, hace 32 años, una multitud incontenible se desborda y acaba a picotazos con 28 años de oprobio, luego de haber sido separado un país en dos mitades desgarradas, con su gente, sus familias, sus amigos, sus pueblos, sus árboles y pájaros, unos en una tierra de libertad y otros en una cárcel gigante: la Alemania del Este, un país convertido en una carcasa de horror y vilezas, un Estado militarizado, ocupado por los soviéticos, un régimen policial y represivo que, basado en la coerción, la amenaza, la violencia y la tortura aplicadas por la temible Stasi (Staatssicherheit) del Ministerio de la Seguridad del Estado, trató de doblegar y condicionar el comportamiento de millones de individuos que al final, en forma valiente y pacífica se rebelaron por su libertad y su dignidad.

El escritor Guy Sorman, testigo de los acontecimientos de la noche del 9 de noviembre, comenta en una entrevista: “La destrucción fue voluntaria y laboriosa; los alemanes orientales, actores y no espectadores, a golpes de martillo es que derriban el muro de hormigón. Yo estuve allí, presenciando que, apenas cruzado el Muro, los alemanes orientales, liberados, corrieron a los supermercados del Oeste y regresaron a casa cargados con lo que no podíamos encontrar en el Este, entre otros, pañales para bebés y bananas. (…) La destrucción del Muro y la caída del comunismo soviético, fueron en verdad imprevisibles. Nadie lo había previsto, el presidente de Alemania Oriental, en junio de 1989, había declarado que el Muro estaría allí durante cien años, inmediatamente se unió a esa opinión el líder socialdemócrata de Alemania Occidental, Gerhard Schroeder. La destrucción del Muro tampoco fue instantánea, como tampoco quedó inmediatamente claro que Alemania del Este había desaparecido, ni que Europa se había reunificado, ni la Unión Soviética borrada del mapa, ni que la ideología comunista estaba fuera del juego. La eliminación de la dictadura soviética procedió lentamente y solo tuvo éxito gracias al talento visionario de Helmut Kohl en Alemania, de George Bush en Estados Unidos, de Boris Yeltsin y Gorbachov en Rusia; gracias a ellos, que consiguieron precipitarse en la brecha, Europa acabó reunificada y la URSS desapareció. El Muro de Berlín y los que aún se le asemejan, son únicos y son los únicos que simbolizan una ideología. Por tanto, la elección última de la humanidad es la siguiente: vivir en el ‘infierno’ capitalista pero con el derecho a salir de él o en el ‘paraíso’ comunista, obligados a permanecer allí” (L’hebdo, 30.10.2009). 

“Cuando el manto de Dios pasa por la historia, hay que saltar y agarrarse a él”

En una entrevista a Helmud Kohl (El País/08.11.09), ex-canciller de Alemania y protagonista de esa historia, resume los entretelones del momento y nos brinda una lección reveladora del sentido de la oportunidad en política, afirmando lo siguiente: “Yo jamás dudé de que el muro caería en algún momento y de que Alemania volvería a unirse. Pero siempre fue una pregunta abierta cómo y cuándo ocurriría esto. Durante largo tiempo ni siquiera supe si esto sucedería mientras viviera. Siempre estuvo claro que para que eso ocurriera debían concurrir muchas cosas; tal como sucedió durante los años 1989 y 1990. No sólo la voluntad de libertad de las personas de la RDA; no sólo la Glasnost y la Perestroika; no sólo la política de distensión entre Oriente y Occidente; no sólo el presidente de EE UU, George Bush; no sólo el secretario general soviético, Mijaíl Gorbachov; no sólo el canciller alemán: nadie se habría bastado por sí solo para llevar a cabo la caída del muro y la reunificación. Se requería más bien una feliz -me gustaría decir histórica- constelación de personas y acontecimientos.  

También forma parte de la conciencia histórica saber que con la caída del muro aún no se había conquistado la unidad. Al contrario, nada estaba aún decidido el 9 de noviembre de 1989. Es cierto que se había abierto una rendija en una puerta, pero nada estaba decidido todavía en el día en que cayó el muro. La reunificación de nuestro país era más bien una lucha de poder político en torno al statu quo europeo y a los intereses de seguridad en el Este y el Oeste. Hasta el último momento, fue un acto de equilibrio en el campo de tensión de la guerra fría.  Para describir la situación en la que yo me encontraba entonces me gusta citar a Otto von Bismarck, porque no hay una imagen mejor: “Cuando el manto de Dios pasa por la historia, hay que saltar y agarrarse a él”. Para eso tienen que darse tres requisitos: en primer lugar, hay que tener la visión de que se trata del manto de Dios. En segundo lugar, debe sentirse el momento histórico; y en tercer lugar, hay que saltar y (querer) agarrarse a él”.

Sin fusiles no hay comunismo. Los militares y la policía no dispararon contra la multitud.

Sin fusiles no hay comunismo

Sin embargo, al celebrar los 32 años de este triunfo de la libertad y la democracia, nos damos cuenta de que el muro de lo trágico no solo está hecho de ladrillos, hormigón, campos minados y alambradas de púas, aun observamos y padecemos muros mentales, muros ideológicos, muros de incomunicación, muros virtuales y tantas otras separaciones y desgarramientos.  Hay quienes aun mantienen a sus pueblos dentro de muros difíciles de franquear como en Cuba o quienes en su desquiciamiento se empecinan en construir muros de odio y miseria como en Venezuela, donde unas cuantas mafias de militares y criminales han excluido del progreso humano a treinta millones de personas, sometidas por la violencia y la crueldad, obligando a seis millones de compatriotas a escapar de la “revolución bonita”.  

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Los submarinos y la decadencia francesa

Los submarinos y la decadencia francesa

Edgar Cherubini Lecuna

Este gran país y su valiosa historia política, social y cultural está perdiendo su grandeza y eso es preocupante en un momento geopolítico tan convulsionado como el que hoy vivimos. En los últimos días, Francia ha recibido un duro golpe propinado por Australia, cuando este país rompió el contrato para la construcción de 12 submarinos por un monto de 61.000 millones de euros. Pero eso no es todo, el gallo francés ha sido dejado a un lado del pacto y súper alianza estratégica Aukus, creada por Estados Unidos, Inglaterra y Australia, así como del Five Eyes, el consorcio de inteligencia de Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Canadá y Nueva Zelanda, lo que supone también una afrenta para París. Como guinda para la torta, el Ministerio de la Defensa de Suiza ha preferido comprar los F-35 estadounidenses en lugar de los Rafales, perdiendo los franceses un contrato de 6 mil millones de euros.

Se hace necesario entonces, analizar fríamente esta delicada situación diplomática generada por Australia y sus socios estratégicos. George Friedman, en Why Australia Spurned France (Geopolitical Futures, 21.09.2021), se refiere al rechazo hacia Francia en términos muy precisos: 1) “La decisión de Australia fue geopolítica, no sobre un contrato”. 2) “La guerra no es inevitable, ni en mi opinión probable. Pero las naciones deben prepararse para el peor de los casos. Comprar equipos de Francia plantea la cuestión de las intenciones y capacidades francesas en caso de guerra. En tiempos de paz, la compra de equipos no se basa necesariamente en una alineación de intereses o en la capacidad o voluntad de participar en un posible conflicto. Una nación necesita tener una relación integral con un país que probablemente pueda compartir riesgos. El precio, en otras palabras, no es el problema. La adquisición de armas debe formar parte de un interés común y sistemático. Francia no encajaba en este perfil. Su acción o inacción desde el punto de vista de Australia es impredecible. Francia tiene sus intereses y no está claro que se alinearán con los de Australia. En 2016, esto no fue un problema. Ahora sí lo es”. 3) “Pero mucho más interesante es observar la evolución de Five Eyes, el consorcio de inteligencia de Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Canadá y Nueva Zelanda. Las tres grandes potencias ya han tejido una alianza que va mucho más allá de la inteligencia. El punto más importante es que está surgiendo un sistema de alianza internacional muy real centrado en los océanos. La OTAN todavía está allí, pero su misión y capacidades en caso de guerra no están claras”. 

El Estado y el gobierno francés parecen enfrentarse a una lenta degradación de su capacidad de actuar que va mucho más allá́ de la simple percepción y se revela flagrante en los asuntos políticos, económicos y diplomáticos. Macron, que aún mantiene su popularidad en el filo de la navaja como precandidato a las elecciones del año próximo, ha reaccionado ante esta situación llamando a sus embajadores en Australia y Estados Unidos, acentuando la gravedad de esta desafortunada situación, mientras, su ministro de exteriores Jean-Yves Le Drian, responsabilizaba a Biden por la pérdida de ese contrato aludiendo a “una puñalada por la espalda”.  Sobre esto último, la declaración de Inglaterra en boca de su ministra de relaciones exteriores lanza gasolina al fuego al afirmar sin ambages: “Se trata de algo más que de política exterior en abstracto, se trata de asociarse con países de ideas afines para construir coaliciones basadas en valores e intereses compartidos”. Ante estas fuertes palabras cualquiera se pregunta ¿Francia no llena esos estándares? ¿Es que Francia ha dejado de ser para occidente un socio confiable en asuntos de geopolítica? 

Sobre este delicado tema, Jean-Patrick Grumberg (La vérité sur la commande de sous-marins français annulée par l’Australie, que les médias ‘oublient’ de vous dire, Dreuz.info, 20/09/2021), escribe sobre las repetidas quejas de Australia en relación a dicho contrato, entre otras las referidas a las modificaciones presupuestarias, retrasos debido a la burocracia, paros, huelgas y vacaciones colectivas, pero fundamentalmente sobre la seguridad y el mantenimiento del secreto del proyecto: “En agosto de 2016, DCNS, anteriormente Naval Group, 62% propiedad del Estado francés, fue pirateado. 22.400 documentos relacionados con la capacidad de combate de los 6 submarinos Scorpene con destino a la India, que ya están en servicio en Chile y Malasia, y en construcción en la India, fueron pirateados, lo que puso extremadamente nervioso a Australia y suscitó preocupaciones sobre la seguridad de los suyos. No olvidemos que los submarinos no están destinados a viajes por mar, sino a desalentar el temerario imperialismo de China. El 26 de agosto, el ministro de Industria de Defensa, Christopher Pyne, ordenó que se diera una advertencia a DCNS. El Ministerio de Defensa australiano exigió entonces al fabricante de submarinos un mejor nivel de ciberprotección para su proyecto, igual al que le proporcionó Estados Unidos. Los datos robados, explicaron los ejecutivos de DCNS, pueden haber sido sacados de Francia en 2011 por un exoficial de la Armada francesa que, en ese momento, era un subcontratista de DCNS. En ese momento, la oposición exigió que se suspendieran las relaciones con la empresa francesa. El asunto comenzó con mal augurio”. Otro elemento para tomar en consideración es que, siendo Francia una potencia nuclear, en los últimos años el gobierno se ha dejado influenciar por grupos ambientalistas y “progresistas” opuestos a esta alternativa energética, demostrando, al igual que en otros asuntos de Estado, una preocupante bipolaridad. 

No solo es en los asuntos de seguridad interna en los que se aprecia la debilidad francesa como lo cita Grumberg, la declinación de Francia se debe entre otras causas a la ambigüedad supina de políticos y dirigentes europeos y en especial del gobierno francés sobre las políticas a implementar con urgencia como son, entre otras, el grave problema de la inmigración con dimensiones de invasión silente, la creciente amenaza islamista y el notable debilitamiento de la justicia francesa contra el terrorismo. En un escenario de amenazas y conflictos internacionales se deben buscar aliados confiables y firmes, pero cualquiera que observe la esfera política francesa, lo que percibe es el saco de grillos de una liga de intelectuales y políticos, utilizando en forma difusa las banderas del multiculturalismo, el tercermundismo y el antiimperialismo, así como el de un humanismo mal entendido, nadando en esa turbia marea antidemocrática y antioccidental, quizás orquestada por movimientos fundamentalistas islámicos que actúan a sus anchas en territorio francés, creando una temeraria relación de la extrema izquierda con el islamismo. Pierre Vermeren, escribe sobre la política del avestruz de los dirigentes franceses: “El caso francés ilustra la exitosa estrategia de los terroristas: islamización y conversión, radicalización religiosa previa al paso a la acción, banalización del crimen y del horror, frivolidad de las élites mediáticas y de los notables, compasión y cultura de la excusa de parte de sociólogos mediatizados, cobardía de las élites políticas” (Face au terrorisme, il faut arrêter la politique de l’autruche, Le Figaro, 20.08.2017). 

Desafortunadamente para este país, su política del avestruz y la ambigua imagen que proyecta hacia el mundo ha provocado su alejamiento de los centros estratégicos de decisiones geopolíticas. Ante tal agotamiento y para lidiar con un mundo geopolíticamente convulsionado y colmado de amenazas, Francia necesita con urgencia de estadistas que recuperen su grandeza histórica.  

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En Afganistán perdió la woke diplomacy, ganaron los narcos

En Afganistán perdió la woke diplomacy, ganaron los narcos

Edgar Cherubini Lecuna

El domingo 15 de agosto, mientras el mundo cristiano celebraba la asunción de la Virgen María ascendiendo a los cielos en cuerpo y alma, los lobos entraban a Kabul sembrando el terror y el caos. Cientos de fotografías y videos anónimos inundaron las redes sociales con las escenas de desesperación de millares de personas tratando de abordar los escasos aviones dispuestos para evacuar a diplomáticos y funcionarios. La mayor potencia militar y tecnológica del mundo sucumbía penosamente acorralada por una banda de feroces seguidores del integrismo musulmán sunita. En pocas horas se perdieron 20 años de ocupación militar y más de 180.000 millones de dólares, en el camino empedrado con las buenas intenciones de democratizar a una sociedad tribal fundamentada en el poderío de clanes patriarcales que constituyen los principales productores de opio del mundo. Afganistán suple con más de 7.000 toneladas métricas anuales al mercado de heroína mundial, constituyendo la principal fuente de divisas de los señores de la guerra, del gobierno de turno y de las organizaciones encargadas del tráfico hacia países vecinos y de allí hacia Europa y Estados Unidos, suficiente para alimentar a los 60 millones de adictos en el mundo. En los últimos años, bajo el abrigo del corrupto gobierno afgano, los cultivos tuvieron un crecimiento exponencial de cerca del 37% anual. Sin temor a equivocarnos, podríamos aseverar que la multimillonaria economía paralela de las drogas socava las instituciones de cualquier país. En ese espejo se pueden reflejar Colombia y Venezuela.

Con el título “No ha ganado el islamismo, ganó la heroína”, el diario Corriere della sera (18.08.2021), publica un crudo reportaje en el que afirma: “En estas horas, después de más de veinte años de guerra, el islamismo no ha ganado. Ganó la heroína. El error es llamarlos milicianos islamistas: los talibanes son narcotraficantes. Si lee los informes de la UNDC, la oficina de la ONU contra las drogas y el crimen durante al menos veinte años siempre encontrará los mismos datos: más del 90% de la heroína del mundo se produce en Afganistán. Esto significa que los talibanes, junto con los narcos sudamericanos, son los narcotraficantes más poderosos del mundo”. (Roberto Saviano, I miliziani della droga. I talebani sono i nuovi narcos: eroina, miliardi e geopolítica, Corriere della sera, 18.08.2021)

A la miopía de los políticos, diplomáticos y analistas norteamericanos sin experiencia en los terrenos de la realidad social de los países donde pretenden establecer las normas democráticas occidentales, se suma lo que Madeline Grant ha denominado woke diplomacy: “Cualesquiera que sean los aciertos y los errores de nuestro compromiso inicial, la suprema incompetencia de la salida de Occidente del Afganistán ha destrozado su credibilidad estratégica y su moral. Los últimos días no solo fueron trágicos a nivel humanitario, sino aterrador en lo que revelan sobre el establishment político: primero tan equivocado y luego tan sordo en las consecuencias. Las viejas certezas de la posguerra se han hecho añicos y han sido reemplazadas por una política de charlatanería vacía, que ve las palabras como un sustituto de la acción y cuyos valores a menudo están irremediablemente sesgados. Los últimos días han mostrado lo absurdo de esta cosmovisión. No es una coincidencia que los representantes electos a menudo carezcan de experiencia fuera de la política profesional” (The Telegraph, 18.08.2021).

José Luis Calvo Albero, de la Universidad de Granada, publica un excelente análisis histórico del proceso afgano bajo el título “Afganistán: reflexiones sobre el desastre”, en el que cuestiona las razones de las intervenciones en países en conflicto: “La primera es que no se puede intentar transformar una sociedad primitiva según parámetros occidentales. Entre la Edad Media y el siglo XXI hay múltiples etapas intermedias que es preciso recorrer y que se pueden acelerar, pero no ignorar.

La segunda es que en un sistema intrínsecamente corrupto hay que controlar también la corrupción y ser capaz de dirigirla en una dirección provechosa, en lugar de ignorarla y permitir que se convierta en un instrumento de demolición de todo lo construido.

La clara identificación de las elites en cada país: las que gobiernan, las que aspiran a gobernar y las que desearíamos que gobernasen, es un ejercicio indispensable a la hora de realizar un esfuerzo de estabilización.

Quizás la lección más dura, y una sobre la que merece la pena reflexionar, es que la democracia no es un punto de partida sino un destino final. A la democracia se llega a través de la maduración de una sociedad durante generaciones, maduración que implica experiencia, sacrificio y educación ciudadana. Pensar que la instauración de un sistema democrático supone el principio de una etapa de estabilidad, libertad y prosperidad es una idea muy norteamericana, pero lo que funcionó en las desarrolladas colonias británicas en América en el siglo XVIII no tiene por qué funcionar igual en el Afganistán del siglo XXI”.

El gigantesco fiasco ocurrido en Afganistán no ha hecho mella en la estupidez de los dirigentes mundiales. “El mundo los está mirando”, advirtió Nancy Pelosi a los talibanes mientras, con el rostro desencajado, hacía un gesto de reprimenda con su dedo índice. El Consejo de Seguridad de la ONU, hizo pública una declaración en la que exige “el cese inmediato de todas las hostilidades y el establecimiento, mediante negociaciones inclusivas, de un nuevo gobierno unido, inclusivo y representativo, incluso con la participación plena, igualitaria y significativa de las mujeres” https://www.un.org/press/en/2021/sc14604.doc.htm

Parece otra broma la admonición de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Arderm, al implorar a los terroristas «que reconozcan los derechos humanos». Un portavoz del Departamento de Estado de EE. UU. abre la posibilidad de reconocer un Gobierno talibán en Afganistán si «defiende los derechos humanos y rechaza el terrorismo». Podríamos calificar estas declaraciones como un arma secreta, capaz de matar de la risa a los terroristas. De la estupidez al cinismo más rancio fueron las declaraciones del canciller ruso recogidas por @Agence France-Presse: Las promesas de los talibanes en cuanto al respeto de la libertad de opinión en Afganistán representan una «señal positiva», ha considerado el jefe de la diplomacia rusa, Sergueï Lavrov https://twitter.com/afpfr/status/1427612423872155660?s=27

Mientras los políticos, sin ningún sentido del ridículo, abordaban la tragedia con puerilidad e insensatez, el diario El Mundo de España (@elmundoes), colgaba en twitter un video mucho más elocuente que esas declaraciones vacías. Allí se observa a un grupo de mujeres afganas portando unos carteles de protesta frente a bandas de talibanes armados llegando a Kabul: “Un grupo de mujeres desafía al talibán y protesta en plena calle por sus derechos, que los talibanes amenazan con dilapidarlos de golpe. Según la Sharia de los extremistas, no podrán trabajar ni ir a la escuela y solo podrán salir a la calle con su marido, su padre o hermano. Si no cumplen con estas normas, serán sometidas a azotes, palizas y abusos verbales».

Otro twitter de https://twitter.com/afoca13/, rezaba así: “Ayer vi hombres correr para escapar de Afganistán en aviones. Hoy veo mujeres valientes caminando las calles de Kabul dispuestas a defender sus derechos y logros frente a la barbarie de los talibanes.  Su valor me da escalofríos, saben que deben vencer el miedo para que las respeten”.

@Alonso twitteó: Hay que reemplazar a estos globalistas descerebrados por patriotas con sentido común y amor por sus pueblos. Ni en la peor crisis de Occidente son capaces de poner los pies en la tierra. https://twitter.com/alonso_dm/status/1427545027752964112?s=27

Un último twitt que recogí al día siguiente del desastre: “Si la administración de @POTUS puede entregar Afganistán con tanta facilidad a los talibanes, no debería sorprender que estén dispuestos a entregar América Latina al castrismo, al chavismo y a todos sus socios del crimen organizado”.

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El color como acción

Exposición Cruz-Diez. El color como acción, Galería Cayón, Menorca, 2021 ©Joaquín Cortés Noriega y Román Lores © Cruz-Diez, Bridgeman Images, 2021 © Foto: Courtesy Galería Cayón

El color como acción

Edgar Cherubini Lecuna

En una entrevista a Carlos Cruz-Diez realizada por el crítico Jérôme Sans (Dans la couleur, 2019), éste le pide que describa su trabajo, a lo que el artista respondió: “Exploro el color no solo como una situación estética determinada, lo exploro como una situación espaciotemporal o un proceso, algo que se modificará con mi recorrido, con mis movimientos y con manipulaciones sucesivas. Esta eficacia que emerge del discurso formal origina una nueva estética, una nueva concepción de la belleza. Es así́ como siempre dirijo mi trabajo hacia una comprensión no tradicional del color. En mi obra el color se convierte en una acción”. De esta última frase, Adolfo Cayón tomó el título para la exposición. Cruz-Diez. El color como acción, que inauguró el 12 de junio en la Galería Cayón en Mahon, Menorca, Islas Baleares, España, abierta al público hasta el 27 agosto 2021. 

Con la idea de asimilar el concepto de esta singular exposición, me remito a las reflexiones de Ellen Meloy (1946–2004), estudiosa de la antropología de los colores, cuyos pensamientos son de gran significación sobre el fenómeno cromático y su influencia sobre las personas. En uno de sus libros, Anthropology of Turquoise (Random House, 2003), la autora afirma: “Los colores no se pueden poseer, son las revelaciones íntimas de un campo energético. Son ondas de luz con longitudes matemáticamente precisas, y son misterios profundos y resonantes con subjetividad ilimitada. Los colores llevan las metáforas de culturas enteras. Transmiten todas las sensaciones, desde la lujuria hasta la angustia. Los seres humanos absorben colores como antídotos para la monotonía emocional. Nuestras vidas, cuando prestamos atención a la luz, nos obligan a sentir empatía por el color”. Pienso que Cruz-Diez. El color como acción, es una exposición fuera de norma, no solo por la importancia del artista y las obras allí presentadas, sino también por la magia de los espacios donde se exhiben. Para resumir la sensación que me inspira esta muestra, tomo prestada una frase de Meloy: “Para abarcar los colores, hay más sensaciones que palabras para ellos. Nuestros ojos están muy por delante de nuestras lenguas”. (Ibid)

Carlos Cruz-Diez, Labyrinthe de Transchromie. Exposición Cruz-Diez. El color como acción, Galería Cayón, 2021. © Joaquín Cortés Noriega y Román Lores © Cruz-Diez, Bridgeman Images, 2021 © Foto: Courtesy Galería Cayón

En 2018, Adolfo Cayón abrió este nuevo espacio en Carrer de Sant Roc 24 07701, en el antiguo Palacio del Barón de las Arenas, que en 1917 se convirtió en la sede de los populares Cines Victoria – bautizados con el nombre de la reina Victoria Eugenia de Batenberg, esposa de Alfonso XIII, al haber sido construido dicho espacio al comenzar su reinado. Para esta exposición tuvo la genial idea de colocar en la fachada del inmueble las Inductions Chromatiques à Double Fréquence, de 6 metros de altura, creadas por el artista en 2016 para la galería Cayón de Madrid. En el interior de la galería el visitante accede a la espaciosa nave central, de 500 m2 y 12 metros de altura, donde sus muros desvelan la historia de este edificio, allí se implantó un Labyrinthe de Transchromie (1965/2017). Se trata de una obra interactiva, que permite al observador intervenir y percibir las variaciones cromáticas que provocan variadas combinaciones de colores sustractivos que se originan a partir de la superposición de paneles de vidrios transparentes de colores que se modifican por el desplazamiento de la persona, por la intensidad de la luz y los colores del ambiente. “En esta obra los espectadores adquieren una doble función, la de ‘actores’ y ‘autores’ de un acontecimiento cromático en un tiempo y espacio reales”, expresaba el artista.  Las personas al desplazarse permiten que surjan nuevas gamas de color, otorgándole al espacio y al tiempo funciones inéditas, ya que estas obras no solo se observan con los ojos, sino también con el cuerpo. De allí que Arnauld Pierre expresara: “Cruz-Diez establece nuevas modalidades de la percepción del color, provocando una experiencia corporal más completa a través de la percepción absolutamente única y contingente de cada espectador físicamente involucrado en la duración de su propia experiencia» (À travers la couleur, 2018).

Carlos. Cruz-Diez, Physichromie (2013). Exposición Cruz-Diez. El color como acción, Galería Cayón, Menorca, 2021 © Joaquín Cortés Noriega y Román Lores © Cruz-Diez, Bridgeman Images, 2021 © Foto: Courtesy Galería Cayón

En todas las obras presentes en esta exposición: TranschromiesPhysichromiesCouleurs AdditivesChromointerférences e Inductions Chromatiques, el artista demuestra que el color, al interactuar con el observador, se convierte en una realidad autónoma y evolutiva, capaz de invadir el espacio sin anécdotas, desprovisto de símbolos, sin tiempo ni ayuda de la forma.  Los inusitados espacios de esta galería contribuyen a que el visitante se involucre e interactúe con el color en acción. A propósito de la entrevista con Jerome Sans, antes citada y reproducida en el catálogo de la muestra, Cruz-Diez se expresa sobre el concepto de belleza en sus obras: “Cada una de mis obras crea su propia estética, su propia dialéctica entre las formas geométricas elementales y las gamas de colores que cambian en función de las circunstancias de la luz y de los desplazamientos del espectador. Ellas embellecen la sorpresa y el acontecimiento”. 

Carlos Cruz-Diez, Physichromie (2015)Exposición Cruz-Diez. El color como acción, Galería Cayón, Menorca, 2021. ©Joaquín Cortés Noriega y Román Lores © Cruz-Diez, Bridgeman Images, 2021 © Foto: Courtesy Galería Cayón

Esta sorprendente exposición de la Galería Cayón, en colaboración en el Atelier Cruz-Diez (París), dirigido por Carlos Cruz-Diez Jr. y el Ayuntamiento de Mahón (Menorca) presenta, además, una de las famosas intervenciones concebidas por el artista: Color Aditivo en los pasos de peatones dispuestos en pleno centro de Mahón, en la conocida calle Ses Voltees, que une la parte alta de la ciudad con el puerto.

Carlos Cruz-Diez, Pasos Peatonales de Color Aditivo, Menorca 3018-2021 © Cruz-Diez, Bridgeman Images, 2021.

© Foto: Courtesy Galería Cayón

La intervención en las calles de Mahón, diseñada por el artista en 2018, es uno de los últimos proyectos de arte en espacios públicos de Cruz-Diez: “Con la intervención cromática de los pasos peatonales, pretendo cambiar la rutina de los pasantes en su trayecto cotidiano. Los pasos peatonales suscitan sorpresa, al modificar los inmutables códigos que empleamos al atravesar las vías. Es toda una reflexión sobre la inestabilidad y ambigüedad del color y eso produce asombro. Tenemos que cuestionar la realidad y crear conciencia de que nada es estable, todo puede ser modificado. El artista tiene que proponer situaciones inéditas y provocar sorpresas, despertar percepciones dormidas en el que las observa, estimulando su imaginación a otras lecturas de la realidad”. Sus crosswalks o pasos peatonales o pasos de cebra, han causado el asombro de multitudes en Caracas, Sao Paulo, Marsella, Fortaleza, Medellín, Cali, Houston, Atlanta, Miami, Liverpool, Los Angeles, Viena, Kazakstán, Coral Gables y ahora en Menorca. Como dijese Jan Butterfield (The Art of Light, 1996), “Etéreo y evocador, el arte de la luz, el color y el espacio empuja al espectador más allá de los límites cotidianos de la percepción”.

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